Este miércoles, Boris Johnson se hizo «plenamente» responsable por las celebraciones en las oficinas del Gobierno británico durante la pandemia, tal como solicitó el informe de la alta funcionaria Sue Gray. El mismo anota lo ocurrido en el periodo entre el 20 de mayo de 2020 y el 16 de abril de 2021.
En el caso, denominado por la prensa británica como ‘Partygate’, se denuncia que se llevaron a cabo acciones en contra de las normativas anti-Covid que se habían aprobado para luchar contra la pandemia, en un contexto en el que los ciudadanos permanecían recluidos a aislamiento y muchos negocios estaban con las persianas bajas.
El primer ministro compareció ante la Cámara de los Comunes y reiteró que no mintió cuando afirmó que desconocía si se violaron las leyes durante las fiestas desarrolladas en su oficina en medio de la pandemia.
Además, Johnson dijo que espera que a partir de ahora el país “deje atrás” este escándalo que ha merodeado la esfera política durante largas semanas e insistió en que ignoraba si en su ausencia se habían roto las reglas en las fiestas de Downing Street.
“Cuando vine a esta Cámara y dije con total sinceridad que las reglas y las normas se habían seguido en todo momento, es lo que creía cierto”, expresó el ‘premier’, que en reiteradas ocasiones ha pedido disculpas por haber participado del festejo de su cumpleaños en junio de 2020, algo por lo que fue multado por la policía.
Falta de respeto y maltrato a empleados
Esta justificación de Johnson es vital en su declaración dado que, si se demostrara que le mintió al Parlamento, estaría obligado a dejar su cargo, un pedido que ha sido efectuado por sus opositores –e incluso algunos conservadores- y que él ha desechado.
«No tenía conocimiento de cómo siguieron esas reuniones porque no estaba ahí, pero me ha sorprendido y decepcionado, como al resto de la Cámara», sostuvo. El informe remarcó que se produjeron «múltiples ejemplos de falta de respeto y maltrato a empleados de seguridad y de limpieza». Sobre esto, Johnson dijo estar «horrorizado».
El documento de Gray dio lugar a una nueva arremetida de los opositores contra la figura de Johnson. Por caso, el laborista Keir Starmer calificó los actos descritos como «un monumento a la soberbia y la arrogancia del Gobierno». «Pensaban que había unas reglas para ellos y otras para el resto», exclamó. En tanto, aseguró que la «falta de liderazgo» que describe la investigación es la misma que llevó al Ejecutivo a no accionar adecuadamente en la crisis relacionada con el alto coste de vida en Reino Unido. «La ciudadanía debe saber que no todos los políticos son lo mismo», añadió.
Por su parte, Ed Davey -el líder de los liberaldemócratas- apuntó en tono irónico que el primer ministro «siente mucho… que lo hayan pillado».
La investigación de Gray
El documento estuvo compuesto por 37 páginas y fotografías en las que se ve al mandatario presente en celebraciones «difíciles de justificar». «Muchos de esos eventos no debían haberse permitido», marca el informe. Además, instó a Johnson a hacerse responsable porque «la forma en que se desarrollaron no se ajustaba a la normativa en ese momento».
También expuso que «asistieron líderes del Gobierno» y que la participación de esto hizo que «funcionarios de menor rango» estuvieran habilitados a ser parte de eventos que no estaban permitidos.
En tanto, subraya la irresponsabilidad de los participantes, haciendo hincapié en que no tenían consideración de «los riesgos que presentaban para la salud pública y cómo podrían aparecer ante el público».
La investigación agrega que hubo irregularidades en un consumo excesivo de alcohol no apropiado en un establecimiento de trabajo.
«El evento duró varias horas. Hubo un consumo excesivo de alcohol por parte de algunas personas. Una persona estaba enferma. Hubo un altercado menor entre otras dos personas», señala el documento, publicado este 25 de mayo.