Por: Carlos Mario Gómez García/ Para entender los avances y los retos en la formación docente se hace necesario reconocer el avance normativo que se ha dado a la fecha; iniciando con la nacionalización de la primaria con la ley 111 de 1960 y posterior a con la nacionalización de la secundaria con la ley 43 de 1975, es allí donde se reconoce al docente como funcionario del estado el cual debería ser cualificado y capacitado.
Con la lucha desde las organizaciones sindicales se establece el decreto 2277 de 1979 en el cual determina unos niveles o grados donde los docentes se pueden ubicar según su proceso formativo y en este mismo rango aparece el decreto 1278 de 2002 el cual establece nuevos criterios de categorización de los docentes según su nivel de formación.
Ahora bien, con el surgimiento de la Constitución de 1991, otorga un marco normativo en el artículo 68 que establece la profesión docente y su dignificación en términos de cualificación y relación salarial, esto evidencia un avance en materia de formación pues determina la posibilidad de mejorar los niveles académicos.
La formación docente está estructurada desde dos modelos educativos que se desarrollan en Colombia, el primero desde la formación que emana de las escuelas normales y los ciclos de formación complementaria para graduar normalistas superiores, la otra línea es la que desarrollan las universidades con sus programas profesionales en licenciaturas y los posgrados que actualmente se ofertan.
En los procesos de formación docente se ha venido cambiando porque después de 1982 en adelante se determinó que tuvieran un enfoque con mayor pedagogía buscando el nuevo enfoque constructivista que se decidió incorporar al sistema educativo nacional y por ende una nueva estructura en los programas de formación docente, determinando tres tipos de programas que se basan en los programas tradicionales; programas modernos y programas de innovación.
La ley 115 de 1994 determina la estructuración del sistema educativo en el país y desde allí establece que la formación docente debe ser actualizada constantemente con una profundización en los procesos pedagógicos en cada nivel de formación, ciclos complementarios de especialización y perfeccionamiento de la práctica docente.
La creación de los planes decenales en educación marco una hoja de ruta para alcanzar objetivos a largo plazo y desde allí se generan desafíos estratégicos en diferentes políticas educativas, entre las cuales se encuentran:
- Los ciclos de formación docente (escuelas normales y universitarios)
- El fortalecimiento de la Universidad pedagógica Nacional
- Renovación de propuestas curriculares en la educación superior.
- Programas de formación en pos grados.
- Formación continua de educadores según su rol.
- Cualificación de programas académicos.
- Capacitación para la investigación
- Programas de formación y permanencia en los sectores rurales.
Estas son algunas de las líneas que el plan decenal establece para el desarrollo de la política de formación docente.
Por otro lado, otro marco estructural que pretende desarrollar la política de formación docente son los planes de desarrollo, esta estructura determina la hoja de ruta que deben desarrollar la rama ejecutiva para cumplir con aquellas falencias detectadas en la construcción de los mismos, estos son estructurados a nivel nacional, departamental y municipal.
A nivel nacional el plan nacional de desarrollo del presidente actual le apuesta a la política de formación docente desde dos aspectos:
Formación, capacitación y actualización de los docentes en educación inclusiva y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación TIC.
Aumentar la oferta de profesores cualificados mediante la cooperación internacional para la formación de docentes en países desarrollados.
La ejecución de estas dos líneas se hace evidente en los programas que educación inclusiva y su constante capacitación y formación por medios presenciales o tecnológicos a los cuales solo accede un porcentaje pequeño de docentes y en el mismo rango están las capacitaciones para el uso de las TIC en el proceso educativo, existiendo apatía y miedo a estos retos actuales.
Por otro lado, la oferta de cualificación en países desarrollados es poca, el acceso a estos programas está limitado y hace evidente que no ha generado un impacto en el sector educativo público debido a que solo es un grupo reducido de maestros que acceden a estos programas.
A modo de conclusión se puede evidenciar los siguientes aspectos:
Que se ha venido fortaleciendo los procesos de formación docente a nivel de programas en las escuelas normales y programas universitarios.
Que se evidencia que la docencia es una profesión importante para el desarrollo del país y que por ende la cualificación del personal docente es importante para mejorar los resultados en índices de calidad.
Que el acceso a programas de cualificación docente en niveles universitarios se realiza por iniciativa propia del docente, es decir que no existe el apoyo estatal suficiente para el mejoramiento continuo de la profesión.
El reconocimiento del aporte de la estructura normativa y de los logros de las organizaciones sindicales para la formación docente sea mejorada continuamente y es desde allí que se han logrado aperturas de programas académicos que benefician a la población docente y su mejoramiento salarial.
La formación docente depende de igual manera no solo de una estructura política y normativa si no de la complementación del docente para evidenciar que la formación mejora su quehacer diario y que desde allí impacta a un ser humano.
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*Licenciado en educación, especialista en pedagogía y didáctica, titulado en Derecho con especialización en Derecho Constitucional, 20 años al servicio de la educación pública y formador en instituciones privadas para los nuevos profesionales de la docencia.
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