Por: Fray Andrés Julián Herrera Porras, O.P./ Resulta paradójico observar después del primer debate de candidatos presidenciales organizado por Revista Semana y El Tiempo que, en realidad fue una disputa en que imperaron acusaciones de unos contra otros y no hubo mayor argumento sobre las posibles políticas de gobierno que cada gobierno implementaría, valga la redundancia, se trata pues, de la clásica forma de hacer política en Colombia, de atacar al adversario.
La política tradicional es hoy la que impera en el país y por tradicional, no me refiero solamente a las ideas que siempre han gobernado el territorio nacional, sino también a la forma en que se llega al poder. Tanto la derecha, la izquierda y el centro se ven involucrados en constantes rifirrafes y señalamientos. Esta apuesta por el desprestigio, por la falacia ad hominem y la falta de argumentación de sus propias ideas, no deja más que ver lo frágil que es la idea real de política para nuestros políticos. Para ellos, todo esto se trata de ganar para ellos, no se trata de una apuesta real por un país mejor.
La verdad, estoy bastante sorprendido con todo esto que se ha visto en las redes acerca de lo que sucedió el domingo pasado, no solo el tema de las elecciones, en las cuales, el abstencionismo sigue siendo bastante alto, sino a su vez, con el tema de jurados de las votaciones y las posibles injerencias que hubo en diferentes lugares del territorio nacional y hasta en el extranjero, escondiendo los tarjetones de las consultas de candidatos distintos a los que querían los jurados de votación y además, manipulando, de la forma clásica y ya conocida desde hace cuatro años, los formatos E−14.
Es una pena ver cómo algunos, a pesar de sus apellidos y de ser parte de la élite del país, han caído igualmente en la estupidez doble: Por un lado, cometer el delito, cometer fraude electoral escondiendo, según el mismo relato de Suani Lefevre Bessudo, nieto del presidente de Aviatur, Jean Claude Bessudo, algunos de los tarjetones electorales de la consulta del Pacto Histórico y también, haciendo maniobras para perjudicar a quienes votaban abiertamente por Gustavo Petro. Es vergonzoso que una persona de la edad de este hombre, sea tan estúpido para realizar el acto y aparte de eso, para confesarlo en sus propias redes como si lo sucedido fuese motivo de gran orgullo.
Infortunadamente, este pobre niño no es más que el reflejo que vemos en la sociedad. Muchos de nuestros padres, tíos, abuelos y hermanos habrían hecho lo mismo por el candidato contrario a sus afinidades. Al parecer, no somos capaces de comprender que la democracia se trata de dialogar unos con otros y no unos contra otros. No hemos entendido que, gane Petro, Fico, Rodolfo, Ingrid, Ernesto o el que gane, aquí van a tener que gobernar para todos, para los que votaron por ellos y para los que no. Este país requiere un proceso de reconciliación real y los políticos tienen que entenderlo y hacer parte de ese proceso o hacerse a un lado y evitar seguir promoviendo ‘guerrerismos partidistas’ estúpidos.
Espero que en estas elecciones del próximo mes de mayo podamos salir con tranquilidad a ejercer nuestro derecho y que cada uno de nosotros pueda votar por quien a bien tenga, de acuerdo a su conciencia, a sus ideales, a la lectura previa de las propuestas de todos los candidatos y si se quiere también, a la asistencia de los debates que cada vez son más fáciles de seguir por medio de la virtualidad.
Ojalá que estos candidatos sean lo suficientemente dignos para la dignidad que pretender ostentar, que no sigan atentando unos contra otros de forma estúpida como aves de rapiña detrás de una única presa, porque Colombia no es una presa, porque en realidad, ganar las elecciones no es asunto de cacería ni de viveza. Las elecciones deben ser un asunto democrático, de debates de ideas serias y argumentadas, de búsqueda del bien común.
*Cota: Es triste ver que se colaron algunos representantes que poco representan a las circunscripciones que dicen representar, hablo de las curules afro y de víctimas. Qué vergüenza.
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*Abogado. Estudiante de la licenciatura en Filosofía y Letras. Miembro activo del grupo de investigación Raimundo de Peñafort. Afiliado de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino.
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