Por: Hernando Ardila González/ Jesús agonizaba ya todo se había hecho, ya todo se cumplía agotando todo su poder y compromiso humano, su sufrimiento físico y mental llevado al límite, pero ya todo lo había logrado a pesar del holocausto y por el bien de todas las almas humanas.
Quizás el negro Gaitán cuando agitando las multitudes entonaba su himno inmortalizador: “¡Yo soy un hombre…yo soy un Pueblo!”. Quizás Antonio Machado cuando vertía su verso inmortal: “¡Caminante no hay camino, se hace camino al andar!”, emulaban al grandioso Político, al Maestro, al Gran Poeta, al Liberador de almas, Jesús de Nazaret cuando predicaba: “Yo soy el Camino”.
Cuando un ser se hace plural, es porque hay un pueblo que ejerce soberanía para proclamarle como su líder, el que acaso como faro iluminará el horizonte de su destino.
Pues bien, hay por esta época muchos que se sienten los ungidos y no porque el pueblo los proclame, sino porque de los cielos les llueve la misión o porque es el que alguien dijo. Es una feria de eslogan tan vacíos como sus promulgadores, que tienen más guantes que ideas, más lengua que cerebro, más falacias que proyectos.
Pero la hora ha llegado y repitiendo a Jesús he decir: “Ya todo está consumado”. Pretender cambiar la decisión autónoma soberana, consciente de alguien o de alguien y su familia, o de alguien y su entorno de amigos, socios o simples contertulios, insultando o con falsas noticias o informaciones difamatorias del candidato de preferencia resulta ofensivo, grosero, prepotente. Es pensar que los demás son unas esponjas que se llenan de lo que un ajeno quiere llenarle, para luego exprimirle.
Participo en numerosos grupos de WhatsApp y no es que no se deba hablar de política, o de los proyectos más interesantes y viables y de lo que al pueblo sirve, pero de verdad resulta tan aburrido que a base de radicalismos o rabietas sin argumentos o tonos amenazantes y acaso de perfilamiento, se despedace el día, la semana, el mes, el año… ¡Se despedace la vida! en contiendas que a ningún candidato involucra, como en las guerras a las que jamás irán los que azuzan, los que venden armas, los que amenazan, los que la financian, pues en ellas solo el pueblo que sin educación, trabajo, oportunidades, es involucrado con la expectativa de la tierra prometida.
Lo que sí es claro, es que no hay propuestas de comunismo, ni de socialismo, aunque sí sutilmente propuestas de fascismo y feudalismo, que terminarían de sumirnos en lo poco que falta para la desgracia total y la ruta a un Estado Fallido por el que las potencias se les hace agua la jeta y pensando en todo el botín que les espera luego de sus aventuradas empresas bélicas, en la que, a propósito, no son los gobiernos los que en ellas participan.
Creo que hay algunos buenos prospectos políticos, algo de avanzada, algo contra el hambre, el desempleo, también algo de compromiso con la madre tierra, con la defensa del agua, con la marcha hacia las energías alternativas, con el arte y la cultura, pero sobre todo con la paz y la vida.
Yo ya lo tengo definido y estoy tranquilo con mi conciencia, me resbalan las estúpidas opiniones que descalifican mis decisiones y por eso digo y es lo único que grito: Mi voto es por la paz, por la madre tierra, por la justicia y los derechos humanos. No me corresponde aquí cantar por quien votaré, creo que dejé señales, ¡ahí verán si se dejan comprar la conciencia, porque se joden y nos joden!
¡Todo está consumado, todo se habrá de conseguir!
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*Abogado Penalista, postulado a Maestría en Derecho Constitucional. Presidente Colegio Nacional de Abogados de Colombia Conalbos Santander y Vicepresidente Nacional.
Twitter: @HernandoArdila6