Los avances de Moscú sobre la ciudad más importante de Ucrania han sido más lentos de lo que se preveía. Errores logísticos de Rusia y, sobre todo, la feroz resistencia del Ejército ucraniano y de sus milicias voluntarias han sostenido a Kiev durante las últimas dos semanas de guerra.
La postura agresora debió mutar y los ataques a la urbe principal se volvieron indirectos, enfocándose más en las ciudades periféricas. Sin embargo, dicha metodología podría sufrir otro cambio, según indicó el Ministerio de Defensa de Reino Unido.
A través de imágenes satelitales, dieron cuenta que potentes unidades militares que permanecieron estacionadas en los últimos días cerca del aeropuerto de Hostomel se reactivaron e iniciaron desplazamientos.
Los funcionarios británicos señalaron que «es probable» que Rusia busque reposicionar sus fuerzas para «una actividad ofensiva renovada» en los días venideros con Kiev en el centro del plan.
No obstante, los hechos que se han producido hasta el momento muestran «progresos limitados» de las unidades terrestres que no pudieron superar los inconvenientes de ruta, estratégicos y emboscadas rivales.
El gobierno local se ha encargado de viralizar videos o imágenes que muestran tanques y vehículos blindados rusos siendo capturados, incendiados o vulnerados. Pese a la insistencia, ni Kiev ni Járkov, las dos urbes principales de la nación, han claudicado.
Por estos motivos, la Defensa británica calificó de «altamente improbable» que el Kremlin haya conseguido «éxito en los objetivos trazados inicialmente» y subrayó que debieron utilizar mayor cantidad de efectivos militares para rodear las ciudades estratégicas, reduciendo las unidades para avanzar en el resto del territorio.
Este viernes, el asesor presidencial ucraniano, Oleksiy Arestovych, declaró en la misma sintonía, resaltando la labor de las milicias locales: «Nuestro oponente ha sido detenido en prácticamente todas las direcciones por ataques aéreos, disparos de cohetes y ataques terrestres».
Aprehender Kiev, un objetivo esquivo
Las estimaciones realizadas por altos miembros occidentales apuntaban a una resistencia capitalina de, máximo, tres días. Tanto Rusia como el bloque de aliados desestimaban una rápida victoria de las tropas de Moscú, pero Ucrania sorprendió con su valor para repeler cada asedio.
La mira rusa no se desvió y se mantiene puesta en Kiev, sitio donde está radicado el Alto Mando ucraniano que encabeza el presidente Volodímir Zelenski. «Desnazificar», «desmilitarizar» son los verbos que han utilizado para describir la finalidad de esta guerra. Sin embargo, el embajador ruso ante la ONU fue claro al asegurar que apuntan a «la cúpula en el poder».
Aseverar qué sucedería en caso de que Kiev caiga en las manos rusas es imprudente, pero en la teoría se abre un abanico de posibilidades. Por un lado, la más ‘diplomática’ supondría acortar las negociaciones entre las partes y obligar a que Ucrania opte por la neutralidad, algo que sus funcionarios ya han deslizado.
Desde Occidente apuntan que la voluntad de Vladimir Putin es derrocar al Gobierno y levantar uno que sea prorruso y responda a las necesidades de Rusia. El escenario más apocalíptico, pero que no está para nada descartado, describe que una victoria alimentaría al Kremlin para ir a por más.
Por el momento, Kiev sigue en pie y mucho más firme que lo que creían las potencias. El alcalde de la urbe, Vitali Klitschko, describió la ciudad como «una fortaleza» y aseguró que «cada edificio» fue preparado para resistir.
Este viernes llamó a su ciudadanía –la mitad migró internamente o evacuó el país– «a no rendirse». «El enemigo está reuniendo fuerzas cada vez más cerca de la capital. Disparó por la noche contra Bélaya Tserkov (al suroeste de Kiev), mientras los combates continúan en Bucha y Hostomel», expresó vía Telegram.
La incertidumbre de esta guerra, no obstante, lleva a los analistas a ser medidos en sus vaticinios y a la prudencia. Lo que cae de maduro es que una rendición de Kiev sería un punto de inflexión en el conflicto.