Por: Ruth Stella Catalina Muñoz Serrano/ La violencia pasivo – agresiva que nunca se ha sanado en las raíces sociales de nuestro país ha desencadenado toda una historia en la que los hechos violentos han suscrito un rotulo político, social, económico y religioso en el país, se me viene la cabeza pensar en que es una estrategia para controlar las masas, ¿Miedo liquido? ¿La violencia, será la estrategia para dominar al país?
Porque, se ha perpetuado la violencia por tantos años que incluso, hemos aceptado conscientemente hechos aberrantes, que victimizan y desmaterializan la forma de vida, en donde esta bien tomar el dinero y olvidar la moral, en el que las mentiras piadosas enseñadas desde casa soportan gobiernos corruptos, solo porque lo necesitábamos en ese momento. Justamente la necesidad se ha vuelto la excusa perfecta para cometer cuantos errores estén a nuestro alcance; ¿entonces el problema es tener una necesidad?
En la escala de necesidades habrían muchas que responder y desde lo importante y urgente, desde lo necesario y lo que no lo es, dejar que la violencia se siga generando en los rincones de nuestra sociedad, rincones a los que si tenemos acceso desde algo que suena trillado, “el ejemplo” desde los pequeños y cortos pasos, es donde más se percibe y se apropia la realidad; ya que entramos a días decisivos, tomémonos el tiempo desde la ciudadanía no solo a hacer un ejercicio coherente de votación sino a contribuir en la puntualidad, el respeto y las normas que encierran este sublime acto.
Lejos del miedo, que aunque conocido como un hecho natural, también como un impulso que produce en algunas ocasiones activaciones fisiológicas que le permiten al ser humano ponerse a salvo, lo cual el indica que gran parte del tiempo, aunque no todas las situaciones cotidianas conocidas producían miedo y el individuo se arriesgó a experimentarlas; el miedo que se produjo antes de almacenar las acciones cotidianas y que regula al conocerse, las acciones del presente del ser humano, que gracias a la memoria quedan guardados como códigos y su almacenamiento le permite crear ambientes de confianza.
Sin embargo, el ser humano le teme a la muerte, que en teoría y practica es algo que no puede controlar, ¿le temerá el ser humano a votar sin conciencia? Siendo esta una acción directa de la conciencia.
La horrible noche parece que aún no cesa o nunca cesó, en alguna medida la historia de violencia se ha repetido de muchas maneras, en casa al no respetar la palabra del otro, en el colegio al señalar al que aprende mas despacio, en el trabajo al que no tiene zapatos para ejercer su labor y la lista seria bastante larga, no alejándonos de la destitución de tierras, la perdida de cultura de muchos grupos indígenas autóctonos del país, hemos sido participes de estos procesos violentos y los hemos visto alzar su voz y pedir reconocimiento, ahora hacen parte de nuestro gobierno y se debate su participación en el poder, su discurso gira en torno siempre a rescatar esas raíces, pero no anteponen el dolor, sino que desde esa realidad, desean seguir construyendo. Esperemos que pronto la violencia en serio solo una parte de la historia y no siga siendo el precursor de nuestras decisiones en torno a lo político.
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*Docente, Psicóloga (UNAD), Especialista en Gerencia de Proyectos (Uniminuto), Maestrante en Psicología comunitaria (UNAD).
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