Francia y sus aliados occidentales dejan Mali, el epicentro durante años de la amenaza yihadista en la región del Sahel.
¿La razón? Ya no existen las condiciones políticas, operativas y jurídicas para continuar las operaciones contra el terrorismo debido a la falta de cooperación de la junta militar que gobierna el país tras dos sucesivos golpes de Estado, en 2020 y 2021.
Así lo señaló el bloque en una declaración conjunta tras la reunión de los líderes africanos y occidentales, en París, para trazar planes sobre cómo continuarán la lucha contra los extremistas.
El repliegue militar genera preocupaciones por un mayor fortalecimiento de los grupos extremistas vinculados a Al-Qaeda, el autodenominado Estado Islámico en el Gran Sáhara, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM).
Mali y Burkina Faso se encuentran azotados por la violencia islamista y los terroristas ya golpean en el norte de Costa de Marfil, Benín y Togo.
No es el momento adecuado para poner fin a la misión de mantenimiento de la paz de la ONU en Mali, resaltó durante el encuentro el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo. El mandatario indicó que estas fuerzas deben seguir operando antes de que se desplieguen en otras partes del Sahel.
“El corazón de la operación militar estará en Níger”
Macron insistió en que la retirada no constituye un fracaso de su misión de nueve años: la operación francesa Barkhane y de las fuerzas especiales europeas Takuba.
Los aliados africanos y occidentales apuntan a otro país de la región para trasladar sus fuerzas.
“El corazón de esta operación militar ya no estará en Mali sino en Níger”, afirmó Macron, quien agregó que las Fuerzas Especiales Sabre de Francia permanecerán en Burkina Faso.
«A petición de sus socios africanos, y sobre la base de los debates de futuras modalidades de acción conjunta, acordaron, no obstante, continuar su acción conjunta contra el terrorismo en la región del Sahel, incluidos Níger y el golfo de Guinea, y han comenzado políticas y consultas militares con ellos con el objetivo de establecer los términos de esta acción compartida para junio de 2022», añadieron en el comunicado.
Golpes de Estado sucesivos en Mali, Chad y Burkina Faso, todas antiguas colonias francesas, han debilitado las alianzas de Francia en África Occidental, lo que impulsa a los yihadistas que controlan grandes extensiones de territorio y ha abierto la puerta para que Rusia llene el vacío.
Francia mantiene tropas en el Sahel desde 2013, cuando el entonces Gobierno de Mali pidió ayuda a París ante los temores de que los grupos yihadistas pudieran tomar el país situado en África Occidental, pues los extremistas ya dominaban varios territorios en el norte del continente.
Pero la junta militar maliense, que ha salido de dos golpes de Estado, rechaza la presencia de los uniformados europeos, al tiempo que negocia con la empresa rusa de mercenarios Wagner, vinculada con el presidente ruso Vladimir Putin, según denunció París.
Se trata de un grupo al que la Unión Europea (UE) ya ha impuesto sanciones por cometer violaciones de derechos humanos, como torturas, ejecuciones y agresión sexual en los países donde han sido contratados por sus gobiernos.
En medio de este contexto, las autoridades interinas de Mali expulsaron al embajador francés Joër Meyer el pasado 31 de enero, molestos por las declaraciones de funcionarios de la Administración de Macron que calificaron las autoridades interinas como “ilegítimas”.
Los diplomáticos advierten que la espiral de violencia podría dar un nuevo impulso a la migración de África Occidental hacia Europa. También amenaza las operaciones mineras internacionales y la estabilidad en territorios aliados de Francia y estratégicos en la región como Costa de Marfil y Senegal.