Por: Hernando Ardila González/ La advertencia fue originalmente lanzada como lema de prematura campaña, por el hoy rechiflado por doquier, Sr. uribe vélez, (lo escribo siempre en minúscula porque me resulta pequeño como su propia estatura y la de sus marionetas y compinches en el poder, quienes serán tristemente recordados por la historia de Colombia).
“Ojo con el 2022”: Es la alerta de uribe sobre el presunto “proyecto socialista” en Colombia. Dijo y sigue afirmando, que el país no puede caer electoralmente ante quienes promueven el odio de clases. “No puedo renunciar a advertir las amenazas que nos asechan”, sentenció.
Siempre he querido dirimir el conflicto de conceptos, cuando en las redes sociales la gente se lanza a la aventura de condenar o defender lo sentenciado por el señor de los muchos remoquetes que van desde su tempranero “Dr. Varito”, hasta el de “Matarife”, que al parecer es el que más le reciente, porque le recuerda los cuchillos largos y la sangre del ganado inerme regada y pisoteada.
Él, inspirador de libros que son tribunas literarias de denuncia directa o indirecta de su entorno de exdirector de Aerocivil, exalcalde de Medellín, exgobernador de Antioquia, exsenador de la República y expresidente ahora pretendido eterno por sus devotos discípulos como la Senadora Paloma Valencia, quien afirma con vehemencia: «Yo soy como quien dice, una uribista de a pie”, tan fanática que en su casa levanta un altar profano con un cuadro alegórico del Sagrado Corazón…de uribe, a quien equipara con el Libertador Simón Bolívar.
Sí me refiero él, el que asusta con el tal castrochavismo, la tal revolución molecular disipada, el Foro de Sao Paulo, del Neosocialismo y su inteligente maestro Gustavo Petro (dicho públicamente así); con esos fantasmas hábilmente puestos en escena, enciende los debates que como dije acaso sin comprensión he tratado de aclarar.
He dicho que el Comunismo solo ha existido en el amanecer de la humanidad y no como proyecto político, fue una expresión natural de estirpe matriarcal que desapareció cuando el macho orgulloso de sus bienes y su fuerza, funda el patriarcado relegando a la mujer al papel de fábrica de hijos y “Ama de Casa”. Desde entonces, Comunismo es solo un modelo imaginario de sociedad igualitaria que hace parte de la historia de las ideas políticas, pero no así aún, de la historia política, económica y social de la humanidad.
He dicho también que el Socialismo como etapa de transición, si bien es cierto ha tenido asomos en sociedades como la extinta URSS, que en su torpe imaginario aún existe para la senadora ultrauribista María Fernanda Cabal, apropósito esposa del ganadero José Félix Lafaurie, recién descubierto despojador de tierras de inermes campesinos; y también tímidas intentonas en pequeños países Asiáticos del pacífico y Latinoamericanos como Cuba, Nicaragua, Bolivia e incluso Venezuela, tampoco existe en su práctica real, porque las 7 grandes potencias capitalistas, autoproclamadas como las democracias perfectas encabezadas por EE UU, han bloqueado toda posibilidad de desarrollo de una propuesta diferente al salvaje capitalismo imperante y corrupto, privando a la humanidad de verificar si el modelo filosóficamente contrario cuya lema es: “A cada quien, según su trabajo” y que “la tierra es para quien la trabaja”, pudiera llegar a ser el eventual modelo que permitiera a la humanidad avanzar hacia la conquista de la felicidad y de nuevos universos.
Así que el fantasma que recorre a Colombia, no es el Comunismo, ni siquiera su fase anterior, esto es, el Socialismo, si no el fantasma del miedo, de la incertidumbre y el del dominio de las conciencias, el que ya se vislumbra como una doctrina a imponer en Colombia: El Fantasma del Neofascismo, liderado por el hombre que presuntamente dio la orden y en quien recae la responsabilidad histórica de 6.402 asesinatos de jóvenes inocentes que engañados con la promesa de un empleo, fueron sacados de sus territorios y masacrados haciéndoles pasar por insurgentes y a quienes ante la premura de la orden, les pusieron las botas al revés; es la tristemente célebre y macabra página ensangrentada de nuestra historia, conocida como “falsos positivos” que deshonra a nuestro Glorioso Ejército Nacional, por culpa de un desquiciado oscuro personaje que merece un juicio, antes que el fantasma de su búnker le perturbe el juicio, quién sabe si como su estrategia de Solución Final.
Entonces sí… ojo con 2022, toda vez que ¡un fantasma recorre nuestro suelo y nuestros miedos: ¡Es el fantasma del totalitarismo uribista!
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*Abogado Penalista, postulado a Maestría en Derecho Constitucional. Presidente Colegio Nacional de Abogados de Colombia Conalbos Santander y Vicepresidente Nacional.
Twitter: @HernandoArdila6