Interfax, que citó a fuentes militares, aseguró que los simulacros, que se extendieron durante un mes, se realizaron en varias regiones cerca de Ucrania, incluyendo Crimea, entre otras regiones del sur de Rusia.
El masivo despliegue de tropas habría alimentado los temores de Kiev y otras capitales occidentales de que Rusia planeara un ataque o invasión, planes que Rusia siempre negó, pero que al tiempo usó como recordatorio de la promesa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, de no ampliar la alianza hacia las fronteras rusas.
Moscú argumentaba «la amenaza» que suponen para su territorio los crecientes vínculos de Ucrania con la alianza occidental, y dijeron que puede desplegar sus tropas en su territorio como considere conveniente.
«Se ha completado una etapa de coordinación de combate de divisiones, equipos de combate, escuadrones en unidades motorizadas. Más de 10.000 militares marcharán a su despliegue permanente desde el territorio de la zona de ejercicios de las armas combinadas», informó Interfax.
Un documento de los servicios de inteligencia estadounidenses sugiere que el número de tropas rusas que se han acercado a Ucrania podría llegar a 175.000.
El 17 de diciembre, Rusia presentó una lista de ambiciosas exigencias hacia Estados Unidos y la OTAN, entre las cuales destaca la negativa de que Ucrania forme parte de la OTAN y el cese de la actividad de la alianza militar en Europa del Este.
«Cuando nuestras relaciones, por culpa de Washington, se acercan a un punto crítico es necesario de la manera más urgente dar pasos concretos para reducir el grado de confrontación», declaró Serguéi Riabkov, viceministro ruso de Exteriores.
Rusia amenazó con una «respuesta militar», de no aceptar sus demandas y la comparó con la respuesta a la crisis de los misiles en Cuba, en 1962. El bloque de países de la Unión Europea advirtió de «enormes» sanciones si Rusia decide invadir Ucrania.
Los 30 países que forman la OTAN “han dejado claro que si Rusia da pasos concretos para reducir las tensiones, estamos preparados para trabajar en el fortalecimiento de las medidas de confianza”, dijo hace una semana Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN.
“Cualquier diálogo con Rusia tendría que abordar también las preocupaciones de la OTAN sobre las acciones rusas, basarse en los principios y documentos fundamentales de la seguridad europea y celebrarse en consulta con los socios europeos de la OTAN, como Ucrania”, declaró Stoltenberg, quien recibió el documento con las exigencias de Rusia.
Reunión presencial para aliviar tensiones
Una fuente gubernamental alemana aseguró este sábado 25 de diciembre a Reuters que funcionarios del gobierno ruso y alemán acordaron una reunión presencial a inicios de enero para aliviar las tensiones políticas respecto a Ucrania.
Jens Ploetner, el asesor de política exterior del canciller alemán, Olaf Scholz, y el negociador ruso para Ucrania, Dmitry Kozak, habrían acordado reunirse tras una conversación telefónica el jueves, aseguró la fuente. El Gobierno alemán no ha hecho comentarios al respecto.
Scholz, quien se estrena en el cargo, ha insistido en la necesidad de un diálogo con Rusia sobre la presencia militar en la frontera de Ucrania. Los críticos acusan a Alemania de tener una deuda con Rusia por su dependencia de gas ruso y atacan la construcción del polémico gasoducto Nord Stream 2 entre los países.
«El objetivo de la parte alemana sigue siendo lograr una rápida reactivación del formato de Normandía», dijo la fuente del gobierno alemán.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, realizó una videollamada este viernes con 20 senadores y congresistas estadounidenses, sobre el aumento de las tropas rusas y la situación en el este de su país.
«Ahora, más que nunca, no son las palabras las que importan, sino las acciones decisivas», decía el comunicado de la reunión citando a Zelenski. «Mi objetivo es detener el derramamiento de sangre en el este de Ucrania. Es imposible imaginar la seguridad en Europa sin poner fin a la guerra en Donbás.»
Las tensiones en la región han ido en aumento. Los combates entre las fuerzas ucranianas y los separatistas del este del país, respaldados por Rusia, comenzaron en 2014, luego de que Moscú se anexionó la península de Crimea, un conflicto que ha dejado más de 14.000 muertos.