Por: Hernando Ardila González/ Yo escribo para el entendimiento del pueblo y no para eruditos y críticos de las letras, por eso no caeré en la tentación de la estadística que todo enreda o maquilla para crear ilusión y servir a los intereses de quienes las manipulan desde el poder constituido, el cual en este régimen uribista arrebata por definición, acción y represión, la noción constitucional de Poder Constituyente que es el verdadero poder, el del pueblo, el que se ha ido recuperando en las calles, hecho que a propósito dejó centenares de jóvenes víctimas por violaciones, mutilación, desaparecimientos y al menos un total de 80 que por estas festividades no celebrarán en familia porque les asesinó la policía del régimen, (la policía del pueblo está en silencio, pero está ahí esperando el momento para recuperar su esencia) y paramilitares infiltrados en el estallido social.
La palabra salario tiene sus raíces en la palabra sal, (salarium). En los tiempos antiguos del trueque y la euforia elitista de Roma, en los cimientos del capitalismo, la sal adquiere una valoración socioeconómica que se aplica como forma de pago a esclavos o actividades consideradas de baja categoría. En este marco, se lo ubica en el latín como salarium, identificando una cuota de sal, asociado al adjetivo salarius, remitiendo a aquello vinculado a la formulación química basada en sodio, procediendo de sal, pautado por la raíz indoeuropea sal, por sal. La formalización y derecho salarial que llega a la actualidad se remonta a fines del siglo XIV.
Por estos días en que la gente está más que angustiada y distraída por los preparativos de las festividades, los tradicionales medios de comunicación hace unos 20 años proclives al régimen uribista, o Miedos de Comunicación como les llamara el extinto Maestro Eduardo Galeano, anuncian con bombos y platillos la “generosa” decisión del susodicho régimen de cumplir el sueño de ganar el Primer Millón.
Me acordé de dos hechos que pegaron tan fuerte y que deben estar evocando en la maltrecha casa presidencial. Son ellos: la famosa foto de don Pablo vestido de charro con cananas, sombrerón y por delante el apilado de dólares, foto titulada Mi Primer Millón; y la canción de la banda Bacilos, que muy seguramente estará tarareando el usurpador del Solio del Libertador, (es lo único que medio sabe hacer), y que vale la pena traer a colación en su estribillo y primera estrofa: “Yo solo quiero pegar en la radio(bis) / Estoy cansado de estar endeudado / de verte sufriendo por cada centavo / dejémoslo todo / y vamos para Miami / voy a lo que voy / a volverme famoso / a la vida de artistas / a vivir de canciones / vender ilusiones que rompan diez mil corazones…
Mi primer millón es el estribillo que se impone en festividades y de seguro a lo largo de 2022, aunque la frase debería ser: mi primera ilusión porque como vacilando dice Bacilos, desde el enano gobierno nacional están vendiendo ilusiones que romperán no diez mil sino millones de corazones, cuando se venga la avalancha de precios de todo lo que se consume y que solo se podría solventar con el Primer Millón del patrón, no por su origen como el de ciertos enanos personajes atrincherados en el poder, sino por su capacidad adquisitiva, como la que añora el pueblo, verdadero dueño del poder.
Mientras ilusionan con el Primer Millón, recordemos que el incremento para el agonizante 2021 fue del 3,5%, en este mismo trágico año de muerte y dolor propiciados por el régimen uribista, a su compinches socios y que de paso favoreció a la oposición que debió negarse, no a aprobar porque de entrada estaban derrotados, sino a recibir el incremento decretado y que fue del 5.12%, es decir esa sí pomposa suma de Treinta y Cuatro Millones y Medio mensuales; lo cual es una «infamia» el alto salario porque solo “trabajan” 9 meses.
Aunque el titular de la revista semana sea: “¡Histórico! Presidente Duque aumentará un 10,07 % el salario mínimo”, otro medio deja la siguiente reflexión: el salario base será de $1.000.000 y el auxilio de transporte asciende a $117.174: ambas cifras representan un aumento de 10,07% si se compara con las cifras del año pasado. Los empleadores, sin embargo, deben tener en cuenta que el costo mensual podría rondar $1,6 millones. Aunque el Gobierno Nacional, a través del Ministerio del Trabajo, ha catalogado de «histórico» este acuerdo, algunos sectores muestran su descontento ante el aumento. Libertank publicó algunas cifras que tanto empleados como empleadores deberán tener en cuenta para el próximo año. «Más impuestos y mayor costo laboral»: así calificó Libertank el aumento del salario mínimo. (La República, 15 de diciembre de 2021).
Claro que la gran prensa y la clase política cacarean como gallina Kika el huevito puesto, es que saben que a cada uno les llegará lo suyo, lo cual no exactamente será Su Primer Millón, sino sus incontables Miles de Millones a costa de quien desde enero de 2022 recibirá “su” Primer Millón, mejor dicho, su efímera primera Ilusión.
Y no nos dejemos engañar que gobierno, empresarios y sindicatos lograron el “histórico Acuerdo”. Es el miedo de la clase política gobernante a perder el poder y tener que responder ante la justicia por sus crimines hasta ahora impunes y que se hace evidente gracias al estallido social, es decir al pueblo soberano en las calles.
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*Abogado Penalista, postulado a Maestría en Derecho Constitucional. Presidente Colegio Nacional de Abogados de Colombia Conalbos Santander y Vicepresidente Nacional.
Twitter: @HernandoArdila6