La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró que «para evitar un colapso humanitario y socioeconómico total» en Afganistán, con la llegada del invierno, la Unión Europea (UE) decidió entregar un paquete de ayuda de 1.000 millones de euros (1.150 millones de dólares) al país asiático.
Según un comunicado emitido este martes 12 de octubre, el plan financiero añade 250 millones de euros a una suma de 300 millones que la UE había anunciado previamente para paliar las «urgentes necesidades humanitarias» en la nación, mientras que el resto del aporte se destinará a las naciones vecinas de Afganistán que acogen a miles de refugiados huyendo el régimen talibán.
La declaración de Von der Leyen subrayó que los fondos de la UE serán un «apoyo directo» a los afganos y que se canalizarán hacia las organizaciones internacionales que operan en el terreno y no al gobierno de facto, al que Bruselas aún no reconoce.
La cooperación al desarrollo de la UE, que difiere de la ayuda humanitaria, sigue por su parte suspendida.
«Hemos sido claros sobre nuestras condiciones para cualquier compromiso con las autoridades afganas, incluyendo el respeto a los derechos humanos. Hasta ahora, los informes hablan por sí mismos», afirmó Von der Leyen, quien añadió que «el pueblo afgano no debe pagar el precio de las acciones de los talibanes».
Una “deuda moral” hacia el pueblo de Afganistán
Von der Leyen dijo que los países de la UE, especialmente los que participaron en la misión de la OTAN, que se retiró de manera precipitada en agosto cuando los talibanes tomaron el control del país, tienen el «deber moral» de ayudar a los afganos.
En los países vecinos, la ayuda será dirigida a la gestión de la migración y a fomentar la cooperación en la lucha contra el «terrorismo» y el «tráfico de migrantes».
Desde que los talibanes regresaron al poder, el país que ya sufría una sequía y una pobreza endémica tras décadas de guerra, ha visto su economía hundirse, lo que hizo temer un éxodo de refugiados.
Los países de la UE quieren evitar que se produzca un flujo de solicitantes de asilo que intenten entrar a Europa, como lo que ocurrió en 2015 con los refugiados que huían de la guerra en Siria.
En un mensaje para la cumbre, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan reiteró que la comunidad internacional debe mantener abiertos los canales de diálogo con los talibanes para «dirigirlos paciente y gradualmente» hacia el establecimiento de una Administración más inclusiva.
Repitió que Turquía, que ya acoge a más de 3,6 millones de refugiados sirios, no puede cargar con otra afluencia de migrantes afganos, y advirtió que las naciones europeas también se verían afectadas por un nuevo flujo de migrantes.
«Es inevitable que los países europeos también se encuentren afectados por la presión migratoria a la que se verá expuesta Turquía en sus fronteras sur y este», dijo.
Falta de consenso para afrontar la crisis afgana
Este nuevo paquete, que la UE reconoce insuficiente para lidiar con la situación afgana, llega en un momento en que las Naciones Unidas instan a las potencias mundiales a inyectar dinero en efectivo al país.
Afganistán, que antes de la toma del poder por parte de los talibanes dependía de la ayuda internacional –que representaba tres cuartos del gasto del Estado– se enfrenta a una escasez de liquidez, ya que los activos permanecen congelados en Estados Unidos y otros países y que los subsidios de las organizaciones internacionales siguen en suspenso.
En la conferencia del martes, se espera que participe el presidente estadounidense Joe Biden. Por su parte, el presidente chino, Xi Jinping, no asistió y no está claro si el presidente ruso Vladimir Putin tomará parte en la reunión, lo que subraya las diferentes posiciones internacionales sobre la emergencia.
«El principal problema es que los países occidentales quieren apuntar la forma en que los talibanes dirigen el país y cómo tratan a las mujeres por ejemplo, mientras que China y Rusia, en cambio, tienen una política exterior de no injerencia», dijo a Reuters una fuente diplomática cercana al asunto.
La cumbre se celebra mientras los talibanes sostienen sus primeras conversaciones con una delegación conjunta de la UE y de EE.UU. en Qatar. Los nuevos gobernantes de Afganistán continúan su campaña diplomática en busca de reconocimiento y apoyo internacional.