Por: Carlos Andrés Mahecha/ En el 2011 el país recibió la Ley 1448 y un conjunto de decretos reglamentarios con fuerza de Ley para poder organizar e intentar actuar con aquella deuda del estado con las víctimas, más allá de querer establecer un proceso administrativo que procure por la protección, atención y reparación a la condición de víctima, es el poder generar las garantías de la participación, organización, reconocimiento y reparación, pues antes del 2011 nunca se percibió una institucionalidad que atienda y responda por las víctimas del conflicto armado.
Las curules de las víctimas en el congreso hoy generan grandes diferencias y cambios de opinión de varios partidos, por ejemplo, el Centro Democrático que cuestiono y se opuso a estas curules cambiaron de opinión luego del fallo a favor de estas por la Corte Constitucional, pues ahora estos quieren que sus militantes o simpatizantes sean los escogidos, ahora otros partidos están en la misma actitud.
Con todo esto, se esta cumpliendo el miedo de unos y otros, el que estos espacios de participación y representación de una población que en realidad necesita esa representación, a pesar de los millones que están colados en el RUV, ¿quiénes llegarán a ocupar estos cargos?
Los nuevos representantes de las victimas a quienes representaran y que intereses, ojalá la noble motivación de la creación de estos espacios de representación, ahora que tesis será la mejor para la asignación de estas curules, los lideres que históricamente han tenido ese reconocimiento y transcendencia nacional, esas víctimas estrato seis que se llevan los créditos en Colombia y el exterior.
Y el 99% de las víctimas reales desamparados sin voz no voto quien será la voz de ellos porque más allá de las percepciones sociales, políticas, económicas y sobre todo culturales, es imperativo la responsabilidad del estado en los niveles nacional, departamental y más aún desde lo municipal , de aceptar y asumir la responsabilidad constitucional y legal de dar respuesta a los resultados de un conflicto armado interno que nos ha golpeado por más de 60 años; como es de esperar y la historia lo ha demostrado en la guerra siempre hay un vencedor y un perdedor, pero el gran perdedor han sido los colombianos. Pues ninguno de nosotros ha pedido ser víctima, ninguno pidió que nos sacaran de nuestro hogar, nuestra tierra y menos que se nos separara de nuestra familia, pues nadie quiere vivir la zozobra de enterrar un hijo, un padre, un hermano, nuestra pareja, amigos, vecinos, etc.
O soportar la incertidumbre de no saber dónde está aquel ser amado, si está vivo o muerto, de soportar aquellos hechos que producen estupor, como si fueran sacados de lo inimaginable, pero que muchos desconocemos por miedo, pena o desconocimiento.
No se trata de contar lo contado, ni generar sentimientos fingidos, lo que se quiere es que seamos conscientes de la verdad, de lo vivido y que hagamos todos los esfuerzos para que no se vuelva a repetir, y estemos en la capacidad de frenar a tiempo la tragedia y siempre la resiliencia sea la acción que nos lleve a todos. Esto lo cumplirá esas curules que se pelean como botín político y burocrático, ojalá no.
…
*Administrador Público y Especialista en Desarrollo Social.
Correo: litos_73@hotmail.com
Twitter: @litosm