Por: Diego Ruiz Thorrens/ El pasado 28 de septiembre, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (Comisión de la Verdad o CEV) presentó el informe titulado “VIHdas Trucadas”, insumo que retrata uno de los capítulos más crudos y quizá menos conocidos del conflicto armado colombiano y que está relacionado con la persecución que sufrieron muchas personas pertenecientes a los sectores LGBTIQ y mujeres víctimas de la violencia sexual, del desplazamiento forzado (entre otros hechos de violencia) debido a la sospecha, el señalamiento y/o la exposición de vivir con VIH.
La corporación Caribe Afirmativo definió así el lanzamiento del informe: “Caribe Afirmativo, la Corporación Red Somos y la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes presentan un informe sobre violencias contra personas viviendo con VIH en relación con el conflicto armado en Colombia. * VIHdas Truncadas: da la voz a las personas y denuncia las violaciones de derechos de las que fueron víctimas en: Santa Marta, Barranquilla, Montería, Bogotá, La Guajira, Urabá, Cali, Valle del Cauca, Villavicencio, Nariño, Bolívar, Córdoba, Norte de Santander, entre otros territorios y departamentos del país”.
Este importantísimo documento rescata los testimonios y experiencias de personas que fueron víctimas de persecución por vivir con VIH, por ser activistas en pro de los derechos sexuales y reproductivos o, por ser sencillamente, LGBTIQ. Es un documento que desnuda la desproporcionada violencia motivada a partir de los estigmas y la discriminación asociados al VIH/Sida en el marco de la guerra y cómo esta fue el escenario que permitió el aniquilamiento de todas y todos personas aquellos que rompiesen con los moldes de un modelo social heteronormativo. Es un documento invaluable que comparte testimonios en primera y tercera persona, de seres perseguidos, expuestos y señalados, sin ningún tipo de justificación, como “peligrosos/as” para la sociedad.
Reflexionando sobre este lanzamiento encuentro que en nuestro departamento son pocas las historias que han sido difundidas, y donde primó la persecución militar y armada hacia las personas relacionadas, directa o indirectamente, con el VIH. A pesar de ser muy pocas, las historias existen, y han sido relatadas desde dos importantes aristas: la primera, aquellas representadas en el informe realizado por Caribe Afirmativo, Red Somos y la Universidad de los Andes sobre VIH en el marco del conflicto armado y el ejercicio de control y de autoridad de los actores armados en los territorios, que se suman a imaginarios entre el VIH y la (histórica y errónea) relación con poblaciones LGBTIQ (principalmente con hombres gay y mujeres trans), y la coerción de la sexualidad y los derechos sexuales y reproductivos de muchas mujeres.
La segunda, del estigma y el miedo convertido en un herramienta de poder, de censura, utilizada por personas inescrupulosas que ven en el señalamiento y la difusión del diagnóstico una forma de reducir al contrario.
Personalmente, como voluntario y como una persona que trabaja en el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de comunidades vulnerables, visibilizando y exponiendo algunas de las barreras que se presentan al interior de nuestro sistema de salud, podría compartir decenas de historias de personas que han solicitado información en VIH con miras a derrumbar y romper la cadena de desinformación que tienen frente al virus. En otras ocasiones, el motivo de consulta se debe al descubrir que se tiene alguien cercano viviendo con el virus. O, incluso, cuando la misma persona, al enterarse del diagnóstico, es atrapada en un escenario que podríamos definir en una sola palabra: miedo. Derrumbar la ignorancia y los prejuicios permiten mejorar la calidad de las personas que viven con el virus. Por esto, es necesario levantar el velo de la ignorancia, permitiendo superar los miedos, reduciendo las cadenas de desinformación.
Este vital informe nos permite entender, como sociedad, que no podemos ni debemos permitir que los violentos controlen y reduzcan las vidas de aquellos que viven con VIH (y también de todos aquellos que trabajan en la labor de proteger los derechos sexuales y reproductivos), que existe una historia que no podemos permitir repetirse. Por esta razón, los procesos educativos e informativos son herramientas que permiten romper las cadenas de imprecisiones y falsedades relacionadas al diagnóstico. A pesar que han transcurridos más 40 años del descubrimiento del virus, aún existen/persisten muchas personas que viven con constante miedo al VIH y esto se debe, primordialmente, a la desinformación que ha reinado durante todo este tiempo.
Es importante recordar que, en la actualidad, una persona que viva con VIH puede llevar una vida normal, tener hijos e incluso no transmitir la infección a su(s) pareja(s) sexual(es) siempre y cuando sea adherente su tratamiento médico o antirretroviral.
El mundo continúa cambiando, y por esta razón, la existencia de este tipo de informes permite comprender que algunos imaginarios y visiones sociales, desafortunadamente, aun perduran. Es necesario recordar la historia y seguir luchando contra la desinformación, especialmente, aquella que puede desencadenar en mayor violencia o incluso en el aniquilamiento del individuo.
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*Estudiante de maestría en derechos humanos y gestión de la transición del posconflicto de la escuela superior de administración pública – ESAP Santander.
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