Las mieles de amor entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) en la era de Joe Biden se han visto golpeadas por el pacto de defensa AUKUS en la región Indo-Pacífica.
Después de prometer a los líderes europeos que «Estados Unidos ha vuelto» y que la diplomacia multilateral guiaría la política exterior, el anuncio de Biden sobre una alianza estratégica de defensa entre su país, Reino Unido y Australia ha caído como un baldazo de agua fría a sus socios en el ‘Viejo Continente’.
¿El principal malestar? El pacto excluye a Francia, la única nación europea que tiene posesiones territoriales significativas o presencia militar permanente en el Pacífico. Además, entorpece un acuerdo previo entre París y Canberra por alrededor de 100.000 millones de dólares para fabricar submarinos diésel. Ahora, y bajo los términos de AUKUS, serán Estados Unidos y Reino Unido los que ayuden a Australia a elaborar los sumergibles, y de propulsión nuclear.
El sorpresivo anunció desató una avalancha de rechazos que Washington intenta zanjar. Este jueves, el secretario de Estado, Antony Blinken, aseguró que el Gobierno francés es un “socio vital” en la región del Indo-Pacífico y que su país continuaría cooperando con París.
«Cooperamos estrechamente con Francia en muchas prioridades compartidas en el Indo-Pacífico, pero también en todo el mundo. Continuaremos haciéndolo. Damos un valor fundamental a esa relación», dijo Blinken.
Pero las palabras de los altos funcionarios estadounidenses aún no logran calmar las nuevas tensiones y hay quienes comparan la decisión de Biden con el proceder de su polémico antecesor Donald Trump, quien actuó con una doctrina de aislamiento, bajo el lema “Estados Unidos primero”. “Fue realmente una puñalada por la espalda (…) Se parece mucho a lo que hizo Trump», sostuvo el canciller francés Jean-Yves Le Drian, justamente quien en junio resaltó la “excelente noticia para todos nosotros de que Estados Unidos ha vuelto”.
Como parte de sus explicaciones, tanto Blinken como la Casa Blanca afirmaron que Francia fue informada de la decisión antes de que el plan fuera anunciado. Sin embargo, el secretario de Estado indicó que hubo conversaciones con los franceses al respecto en las últimas 24 a 48 horas, lo que sugiere que no existió una consulta en profundidad.
“Supongo que anteayer no se fraguó un acuerdo de esta naturaleza. Lleva cierto tiempo y a pesar de eso, no nos consultaron (…) Eso nos obliga, una vez más, a reflexionar sobre la necesidad de poner la autonomía estratégica europea en un lugar destacado de la agenda”, advirtió en Bruselas, el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell.
El primer ministro británico Boris Johnson también trató de salir al paso a las críticas. Este 16 de septiembre, señaló que el vínculo militar entre Londres y París es “sólido”.
«Nuestra relación militar con Francia es sólida como una roca (…) Esta cámara no debería tener duda de que el compromiso de este Gobierno con la OTAN es totalmente inquebrantable», subrayó Johnson ante la Cámara de los Comunes del Parlamento.
La Casa Blanca niega que AUKUS intente frenar a China
Los detractores del pacto de defensa en la región Indo-Pacífica y expertos en seguridad también apuntan que detrás del acuerdo está la motivación de Estados Unidos de mitigar la creciente influencia de China en esa zona.
No obstante, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, rechazó que el entendimiento busque una provocación a Beijing, como han señalado el Gobierno chino y miembros de la UE que rechazan el acuerdo.
«No buscamos un conflicto con China (…) No vemos esto desde nuestro lado como una división regional. Vemos esto como áreas y problemas de seguridad que queremos abordar juntos», aseveró Psaki.
Según la Casa Blanca, el acuerdo permitirá a los tres países compartir información en áreas que incluyen inteligencia artificial, cibernética, sistemas submarinos y capacidades de ataque de largo alcance.
Pero varios expertos, como el exdirector de inteligencia nacional de Estados Unidos, James Clapper, señalan que Washington y sus aliados están buscando formas de hacer retroceder la influencia en ascenso de China, en particular su acumulación militar, la presión sobre Taiwán y los despliegues en el disputado Mar de China Meridional.
Hasta ahora ninguna explicación de Washington resulta convincente para los oponentes al acuerdo AUKUS y sin duda ya causa fricciones en las relaciones entre EE. UU. y la UE.
Este mismo jueves, el bloque europeo anunció una nueva estrategia para impulsar los lazos económicos, políticos y de defensa en el Indo-Pacífico.
La Unión Europea indicó que el objetivo es fortalecer y expandir los vínculos financieros al mismo tiempo que se refuerza el respeto de las reglas comerciales internacionales y se mejora la seguridad marítima. Los 27 países miembros esperan que la estrategia resulte en más despliegues navales europeos en la región.