«La libertad condicional médica para el señor Zuma significa que completará el resto de la sentencia en el sistema de correcciones comunitarias, por lo que debe cumplir con un conjunto específico de condiciones y estará sujeto a supervisión hasta que venza su sentencia», informó este domingo 5 de septiembre el Departamento de Servicios Penitenciarios de Sudáfrica mediante un comunicado.
Con esas palabras, anunciaron que el expresidente Jacob Zuma terminará los meses que le quedan de cárcel en libertad condicional. La razón de ello son los múltiples quebrantos de salud que ha tenido.
Aunque las autoridades penitenciarias no explicaron puntualmente qué padece Zuma, se conoce que el 6 de agosto el exmandatario fue sometido a una cirugía en un hospital fuera de la prisión de Estcourt, donde estaba recluido desde julio. Desde aquella operación, permaneció en el centro clínico con más cirugías programadas.
Su portavoz, Singabakho Nxumalo, dijo que Zuma todavía estaba en el hospital, pero que pronto podía regresar a su casa para seguir recibiendo atención médica desde allí. Él tampoco dio detalles sobre la enfermedad de Zuma, sus condiciones de libertad condicional ni sobre cómo siguió la salud del político tras el primer procedimiento quirúrgico.
Lo próximo que se espera que ocurra en el proceso contra el expresidente es el juicio, que el Tribunal Superior de Pietermaritzburg aplazó para los próximos 9 y 10 de septiembre. Sin embargo, ante las novedades en la salud de Zuma, las fechas podrían retrasarse otra vez.
Zuma asegura que las acusaciones son una persecución política
Jacob Zuma gobernó en Sudáfrica de 2009 a 2018, año en el que se le abrieron investigaciones por lavado de dinero y corrupción. Zuma dimitió de la Presidencia solo un mes antes del inicio del juicio, forzado por su propio partido en medio de múltiples escándalos.
Luego, la Corte Constitucional le ordenó declarar en la investigación que existe en su contra y que se conoce como la «Captura del Estado». En ese proceso, se acusa a Zuma de orquestar un entramado corrupto en todo el aparato público durante su gobierno con el objetivo de beneficiarse a sí mismo y a empresarios afines a él.
Pero Zuma se negó a testificar en 2020 y 2021, alegando que no existía tal corrupción y que todo era una persecución política en su contra. Como las citaciones eran de obligatorio cumplimiento, el Tribunal Constitucional sudafricano terminó por condenarlo a 15 meses de cárcel por desacato a la ley en una sentencia emitida el 29 de junio de 2021.
Tan solo dos días después del encarcelamiento, Sudáfrica vivió varios días de disturbios que empezaron como protestas en apoyo a Zuma y que luego desencadenaron una ola de violencia e indignación, enardecida por los problemas socioeconómicos del país.