Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Cuando una persona recibe esta noticia le produce susto y de inmediato piensa “voy a morir”, surgen miles de emociones e interrogantes como enfado, miedo, ansiedad, tristeza, ¿qué voy hacer? ¿Cómo será el tratamiento? me voy a curar? ¡en fin! Lo cual es normal ya es que no se trata de fingir que no es un problema, se trata es de encontrar la forma más exacta para enfrentarlo y esa nos la brinda la vida cotidiana, tener la confianza y la certeza que esto también pasará y que debemos ajustar nuestra vida, que es necesario hacer cambios, que los problemas no son eternos, que siempre las heridas se curan, las dificultades se superan, y es la fe como fuente de fortaleza y renovación desde nuestro interior la que nos guiara por el camino de la sanidad, la luz y la felicidad.
Pero también puedes recibir la noticia de: No tengo cáncer, noticia que da tranquilidad, pero de igual forma y paradójicamente también “vas a morir”, también hay personas que no tienen cáncer, pero que son un cáncer, su vida está llena de sentimientos negativos, constantemente están pensando en causar mal, siempre están involucrados en todo tipo de problemas, no dan ni para tomarse un tinto con ellas, de igual forma también van a morir.
Como podemos evidenciar somos unos invitados a vivir, se nos invitó a pasar por esta vida, en algunos casos, durante muchos años, otros un poco menos y otros mucho menos, reflexionemos sobre esta invitación a vivir: a muchos de nosotros nos han invitado a fiestas, a reuniones, a paseos, o nos hemos ido de viaje por unas vacaciones, en esos eventos, regularmente hay baile, música, concursos, rifas, comida, charlas amenas, se hacen chistes, estas reuniones tienen un tiempo limitado, unas duran horas, otras duran un día, y depende de usted, solo de usted, como estuvo la fiesta, si bailo, si canto, si participo, si comió, si estuvo alegre, si en esas vacaciones, salió, visito lugares, etc., por que la fiesta se acaba, el paseo termina y las vacaciones concluyen.
Así es la vida, un paso, una invitación por un tiempo, de usted depende como la vivas, uno encuentra personas que llevan 70 años o más, ¿cuántos de esos 70 han vivido? de igual forma conocimos personas cuya estancia en esta fiesta de la vida solo fue de 20, 30, o 40 años, pero vivieron a plenitud, compartieron, dejaron huella, regalaron amor, alegría, cuantos llevan un año repetido más de 60 o más de 40 años.
Quiero hacer una invitación a que entendamos que nuestro paso por esta vida es ligero o como diría un cantante “nadie es eterno en el mundo”, vivamos una vida plena, sin temores, donde otorguemos gran importancia a vivir el momento, no es esperar a que llegue el momento perfecto, tomemos el momento y hagámoslo perfecto, luchemos por ver en cada instante algo positivo, ¡solo desde una mentalidad optimista podemos construir una vida plena llena de grandiosas aventuras.
Yo que aún tengo álbumes de fotos, (de esos que iba a comprar a san Andresito del Centenario) puedo decir que las fotos se dañan, las de hoy las pueden eliminar, que una carta o una tarjeta se pierde, pero un momento vivido siempre permanecerá en nuestra mente y nadie, repito nadie podrá borrarlo, permanecerá eternamente en nosotros, por ello llena tu mente de buenos momentos, de ti depende que clase de momentos existan en ella, o como dice la sabiduría popular nadie te quita lo bailado, baila, canta, ríe, salta, corre, recuerda cuando de pelados caminábamos por toda la acera salpicando bajo la lluvia, era una nota y lo hacíamos a sabiendas que fijo venia el regaño al llegar a casa, es que vivir bien es eso simplemente vivir la vida como es, vivir el momento amar en lugar de odiar, reír, en lugar de fruncir el ceño.
Si tenemos una filosofía que nos enseñe a vivir bien, esta también nos enseñará a morir, a entender y aceptar el lado no comprendido de la vida, la muerte, el dolor, la enfermedad, la locura, el aburrimiento, el desamor, forman parte de la vida, el saber manejarlos y enfrentarlos son la clave para vivir bien.
Montaigne decía, “Deseo que la muerte me encuentre plantando mis coles”, es decir, trabajando, pero sin temor, desprendido de todo, enseñar a morir es enseñar a vivir, morir es algo natural dentro del orden del mundo que no podemos cambiar y que hay que aceptar, esto nos hace gozar al máximo la vida y de irnos contentos de ella, si miramos la naturaleza es así.
Los bienes inmortales propios del sabio, según Epicuro, son la plenitud, la paz, el silencio, la eternidad, la soledad, el amor y la misericordia, reitero una filosofía que nos enseñe a vivir mejor nos acercará a ellos, Savater dice en El contenido de la felicidad, que la felicidad es ser libre y hacer lo que uno realmente quiere, eso sí sin hacerle mal a nadie, que eso que yo quiero hacer no cause dolor y daño a otro.
La vida nos pondrá en momentos difíciles que debemos interpretar positivamente, es posible que el amor de nuestra vida no nos quiera, que esa llamada que esperamos nunca llegue, que el trabajo que deseamos no lo conseguimos, que no nos llegó la invitación que esperábamos, no es que no lo merezcamos, o que no somos importantes, el mensaje es que merecemos algo mejor, cada vez que sintamos decepción por no recibir eso que deseamos o esperamos, no debemos verlo como rechazo o es que somos de malas, ¡no! veámoslo que es una gran oportunidad para tener algo mucho mejor de lo que esperábamos obtener.
La vida está hecha de millones de momentos vividos de mil maneras, momentos que nos brindaron amor, paz, comprensión, seguridad, ternura, triunfos, logros, amigos, esa es la vida entendámosla con sus constantes alegrías, dificultades, y debe ser vivida a plenitud, eso sí día a día, porque podemos tener una mansión de 30 cuartos o más, tener empleados que nos atiendan a plenitud o una choza humilde, o que nos toque luchar mes a mes para pagar servicios, alquiler etc. En cualquiera de esas circunstancias, solo cada uno de nosotros en nuestro interior tenemos el poder absoluto de vivir una vida con un verdadero significado.
Miren lo que pasó y está pasando con esta pandemia el mundo entero está viviendo una situación difícil en la que nos tocó encerrarnos, sentir lo que siente un pájaro u otro animal en una jaula, sentir lo que es tener la boca tapada para que no entre un virus, abstenernos del abrazo, de reunirnos con amigos, de cambiar hábitos, cuantas cosas que hacíamos y que nos vimos obligados a dejar de hacerlas, por eso si puedes y quieres hacer algo ¡hazlo¡ no lo aplaces, viaja a un lugar donde nunca hayas estado, conocer otros lugares le da sentido a la vida; conocer otras culturas, lenguas y formas de vivir, recuerda que no todo es trabajo, que las responsabilidades son importantes pero que hay cosas más esenciales y básicas que también le dan color a nuestra vida.
Adicionalmente, recordemos ser amables con la tierra, de esta manera tendremos algo para dejarles a nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, seamos conscientes del espacio en el que vivimos, del medio ambiente y sus recursos, vivir en paz y en equilibrio con la tierra brinda tranquilidad.
Aprendamos a agradecer lo que no fue, recordemos que muchas veces no obtener lo que queremos resulta ser un gran golpe de suerte, así que debemos aprender a ser agradecidos con aquellas situaciones que forjaron nuestro carácter, aquellas que no resultaron como esperábamos y nos formaron, por lo general, las cosas más grandes que hemos logrado en la vida vienen luego de un rechazo, un fracaso, una negación o momentos difíciles, así que, cuando las cosas no salgan como se espera, debemos entender que estamos aprendiendo para un mejor futuro.
Cuán importante es la prudencia, aprendamos cuando hablar y cuando guardar silencio, quedarse callado es muchas veces la mejor respuesta, siempre habrán preguntas que no tienen respuestas, y no todo en la vida tiene una explicación, algunas veces guardar silencio resulta mejor que decir algo que no sintamos o no pensamos, eso de intentar agradar a todos es una pésima forma de querer ser feliz.
Para ser felices tenemos que saber ignorar a muchas personas, tenemos que aprender a vivir y a desatender aquellos actos, palabras o sentimientos que pretendan o consigan anularnos, sencillamente hay personas que resultan conflictivas que nos atormentan con sus quejas, con sus juicios y con sus dramas, esto puede resultar agobiante, abrumador y altamente tóxico, pues condiciona nuestro bienestar a la incertidumbre de sus actuaciones.
Debemos alejarnos de todo lo que nos aleje de nosotros mismos, alejémonos de lo que nos haga daño, de lo que oscurezca nuestra vida, de lo que se convierta en siniestro, recordemos esta fiesta en cualquier momento se acaba y nos es justo que alguien externo nos la dañe, alejémonos de esas personas tóxicas porque nuestra salud lo agradecerá, así mismo toda enfermedad que nos ataque, no permitamos que nos gane, que invada nuestro cuerpo, desde el primer momento ataquémosla desde todos los frentes, médico, mental y espiritual no permitamos que nada desmorone nuestro mundo.
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