Con el propósito de proteger los derechos de las comunidades en Vetas (Santander), sus habitantes, con el apoyo de la Fundación Guayacanal, realizaron un estudio científico desde el punto de vista biofísico y socioeconómico del Páramo de Santurbán, con mayor trabajo de campo que el realizado por el Instituto Humboldt y una propuesta de delimitación para su municipio que reemplace la realizada mediante la Resolución 2090 de 2014 del Ministerio de Ambiente, que servirá de sustento para agotar la etapa de concertación que está próxima a ser iniciada y que debe adelantarse entre el Ministerio y la comunidad, por orden de la Corte Constitucional en Sentencia T-361 de 2007.
En el estudio incluyeron análisis, criterios técnicos, sociales, ecológicos y económicos para corregir errores y brindar soluciones para la nueva delimitación. De acuerdo con los paramunos, el 51% de la población de Vetas depende directamente de la minería, mientras que el otro 49% depende de manera indirecta de esta actividad. Por lo anterior, consideran que la delimitación debe favorecer por igual al ecosistema y a las actividades desarrolladas por sus habitantes, para impedir que el municipio desaparezca y que las comunidades se vean forzadas a desplazar su vivienda y negocios hacia otros municipios o a la capital.
El municipio propone una zona de preservación de 5,994 hectáreas y una de restauración de 300 hectáreas en zona de parque. Incluso, en el estudio aseguran que ven viable la posibilidad de adicionar 109 hectáreas a esa zona que no han sido incluidas en la delimitación establecida por la Resolución 2090. Es decir, que en total proponen un área de conservación de 6,403 hectáreas, un importante porcentaje de su territorio si se tiene en cuenta que el área total del municipio es de 9. 327,11 hectáreas. Siendo así, Vetas propone un valor consolidado superior a las 6,380 hectáreas establecidas en la resolución 2090 de 2014.
Para los paramunos, el estudio cumple con los requerimientos fijados en la Sentencia y confirman que la nueva delimitación del páramo en el municipio de Vetas tampoco sería inferior en términos de protección del ambiente que la fijada en la Resolución 2090. Según la propuesta de Vetas, en las zonas de preservación y restauración los objetivos estarán enfocados a garantizar la seguridad y no intervención de la zona, protección ecológica y gestión social del proceso de protección.
¡Qué no excluyan a las comunidades!
Para los habitantes de Vetas, la minería es una actividad ancestral y cultural que, no afecta de manera grave e irreversible el medio ambiente, ya que se desarrolla subterráneamente.
Así mismo, no aceptan que su zona minera quede incluida dentro de la delimitación, de una parte, porque está probado que no hace parte del ecosistema de páramo y de otra, porque llevaría a la quiebra al municipio y a sus habitantes, traería desplazamiento masivo, empobrecimiento y un avance descontrolado de la extracción ilegal de oro.
Además, infieren que la sustitución de actividades mineras por oficios agrícolas, ganaderas o forestales no sería viable económicamente, teniendo en cuenta que no compensa de ninguna manera los ingresos que perciben hoy trabajadores, comerciantes, campesinos y la administración municipal y por el contrario se incrementarían los conflictos de uso de suelo, en detrimento de los objetivos de conservación y desarrollo sostenible del territorio que se pretende proteger. Además, para los habitantes sustituir la actividad ancestral de la minería también implicaría aumentar el uso de la tierra, lo que iría en contravía de la resolución y las propuestas obtenidas por el estudio realizado junto a la Fundación Guayacanal.
Así mismo afirman que si cambiaran la minería por el ecoturismo, las 700 personas que viven actualmente de la minería en el municipio, pasarían a ganar al mes alrededor de $31.500 pesos, lo que no alcanza a ser ni la décima parte de un salario mínimo mensual. Aseguran que no habría calidad de vida porque no hay quien sobreviva al mes con esa cantidad de dinero. Aunque algunas familias estén dispuestas a aceptar alternativas de ingresos, estas solo serían viables en caso de que sean actividades complementarias y no sustitutas de la minería en el municipio.
La sustitución de las actividades económicas directamente relacionadas con la minería es una utopía, puesto que no existe actividad económica que pueda equiparar el nivel de ingresos que las personas obtienen realizando la extracción lícita de las riquezas naturales de las que está dotado el municipio.
Hay que preservar el páramo
La preservación y restauración ambiental de las zonas mineras del municipio para convertirlas en zonas de páramo, también es otro imposible, ya que representaría un alto costo relacionado con la historia, cultura y ocupación humana. Solo en el municipio de Vetas, los costos ascienden a $11.796.779.200. Sin embargo, los paramunos proponen que para las zonas con estados sucesionales se realicen jornadas de siembra de árboles y especies nativas de la zona para evitar el pago de los altos precios.
Las diferencias encontradas entre los estudios realizados por el Instituto Humboldt y el de la Fundación Guayacanal son abismales y los habitantes no se explican por qué. Según el estudio de Guayacanal, que tiene muchísimo más trabajo de campo e información primaria que el del humboldt, el ecósistema de páramo tiene 669 hectáreas menos de lo que dice el Instituto Humboldt y muestradiferencias altitudinales que oscilan entre los 50 y 300 metros verticales, razón por la cual sus habitantes están solicitando al Ministerio la información técnica y científica detallada en la que están soportando sus propuestas, para establecer el porqué de esa elevada diferencia y están preparando demandas contra el Estado.