Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ Con la llegada de los Talibanes al poder el pasado 15 de agosto, en Afganistán, se prevé una grave crisis humanitaria por cuenta del radicalismo de este grupo fundamentalista Islámico, que persigue ferozmente a sus detractores y es especialmente radical e inhumano en su forma de tratar a las mujeres.
Aunque Afganistán se encuentra a miles de kilómetros de nosotros, en el otro extremo del mundo, lo que allí ocurre, tendrá consecuencias directas sobre nuestro país, primero porque con las tecnologías de la información y la comunicación, las fronteras han desparecido y segundo porque Colombia es un “aliado estratégico” de Estados Unidos, país con interés e incidencia directa sobre lo que ocurre en el lejano país asiático.
Será tal la repercusión de esta situación en nuestro país, que ya se anunció, que Colombia, por pedido de Estados Unidos, prestará su territorio como refugio temporal para cerca de 4000 afganos (cifra aún no oficial) que huyen del régimen Talibán, abandonando absolutamente todo y con el único deseo de vivir y de hacerlo en libertad.
Aunque el anuncio del refugio para estos ciudadanos afganos, en Colombia fue tomado con algo de jolgorio y hasta gracia, cientos de mensajes y de memes han circulado por las redes sociales mofándose de la llegada de estos ciudadanos extranjeros a nuestro país, si lo vemos detalladamente, el tema no es tan gracioso y por el contrario produce preocupación.
Entendemos que este es un acto de humanidad del gobierno, en el que Colombia ofrece su territorio para albergar estas personas que lo han tenido que dejar todo atrás, que huyeron con lo que tenían puesto para salvar su vida, por lo que nuestro deber es ser hospitalarios y acogerlos mientras encuentran un lugar permanente para vivir.
Pero, también es evidente que esta situación obedece a temas políticos, pues las relaciones de Colombia con Estados Unidos quedaron resquebrajadas, luego de que miembros del gobierno colombiano, torpemente se inmiscuyeron en las elecciones de Estados Unidos, apoyando abiertamente en sus deseos de reelección al expresidente Donald Trump, quien a la postre resulto vencido por el hoy presidente Joe Biden, quien claramente estaba informado del actuar de nuestros dirigentes y no disimulo su molestia.
Por ello, esta petición directa de Estados Unidos de brindar albergue a los ciudadanos afganos, no podía ser cuestionada y menos rechazada por el gobierno colombiano, claramente es una oportunidad para que Colombia se reivindique y vuelva a ser considerado como un “aliado estratégico” para el país del norte.
Ahora bien, preocupa la llegada de estos ciudadanos extranjeros, porque, aunque nos dicen que su presencia en nuestro país va a ser por un corto tiempo, ya sabemos que en Colombia no hay nada más permanente que lo que se presenta como temporal y es que la situación actual, ni económica, ni socialmente esta para ofrecer garantías a estas personas que llegan a refugiarse en las precarias condiciones en la que actualmente vive el país.
No es un tema de xenofobia, es un punto de vista de la realidad, actualmente hay muchos colombianos y venezolanos aguantando hambre en nuestro país, sin acceso optimo a salud, educación a servicios básicos, la economía está totalmente desacelerada, por la pandemia se perdieron miles de empleos, que no se han logrado recuperar, los índices de pobreza en nuestro país se han incrementado considerablemente, por ello es claro que nos cuestionemos, sobre donde van a estar estos ciudadanos afganos y sobre todo, que les vamos ofrecer, si no hay ni para nosotros mismos.
Ya nos ocurrió con los ciudadanos venezolanos, en donde, a cambio de acogerlos, Colombia recibió dinero de la comunidad internacional, con el que debía desarrollar toda una estrategia para brindarles condiciones óptimas de vida e integrarlos al sistema productivo y social de nuestro país, pero, por el contrario, no se sabe en que se invirtió el dinero y hoy la mayoría de venezolanos se encuentran o desempleados intentando sobrevivir con el rebusque, subcontratados o en el peor de los casos mendigando o delinquiendo.
Este es un llamado de atención, por el contario de los migrantes venezolanos, los afganos no hablan el castellano, no tienen nuestra cultura, ni nuestras costumbres, por ello, si el gobierno no es responsable y no desarrolla una estrategia de atención para estas personas, se nos avecina otro problema social, nadie se puede imaginar lo que puede llegar a hacer un ser humano con hambre, sin hogar, lejos de su país, sin acceso a salud y educación y sin la posibilidad de trabajar.
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*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.