Por: Carlos A. Gómez/ Durante muchos años, en la “Ciudad bonita” no se escuchaba de atentados, secuestros, homicidios, robos desenfrenados y un gran etcétera. En los últimos años, la seguridad, especialmente de Bucaramanga, ha estado en caída libre, sin paracaídas y con una sensación de inseguridad que se percibe de lejos.
En la última década la ciudad ha sufrido un incremento en delitos que hacen que la tranquilidad que antes se tenía esté en reversa. Según los datos de la nación, el aumento de los delitos crece cada año entre un 20 % y 30 %.
Las motocicletas que inundan la ciudad son las más apetecidas por la delincuencia organizada. Las cifras de homicidios, robos y las extorsiones crecen y la preocupación de las autoridades locales, como el alcalde, no son más que avanzar en seguir haciendo más mesas de trabajo que adornan con palabras bonitas.
Según el reporte del año pasado, el 2020 pasó a ser un año similar al año 2009: evidentemente fue el año en que también a los delincuentes les tocó quedarse en la casa. Sin embargo, la delincuencia pasó de ser presencial a virtual. Las extorsiones y los delitos informáticos aumentaron. Muchos bumangueses fueron víctimas de estafas por las redes sociales.
Salir en Bucaramanga un martes es el día “menos peligroso” para hacerlo. Después del miércoles, la delincuencia tiene una mayor capacidad de dejar sin celular a la gente por solo nombrar uno de los delitos más denunciados. Los viernes, sábados y domingos son los días donde se debería prestar mayor atención a sus objetos personales.
Las comunas en Bucaramanga con mayor porcentaje de denuncias por atracos, raponazos, halado, entre otras son la Oriental, Centro, San Francisco, Cabecera del llano y Norte. En estas comunas se concentra la mayor cantidad de situaciones que alteran la seguridad.
Si bien cualquier persona puede ser víctima de la delincuencia, son los adolescentes, jóvenes y adultos mayores los que por lo generan son los que están en el radar de los que quieren ser dueños de lo ajeno. Parecen que los ven más vulnerables.
La Ciudad Bonita no puede continuar siendo el hogar de organizaciones que se han dedicado a estabilizarse, han crecido con los años, e irónicamente con la experiencia de “empresarios” que se convirtieron en conocedores de la normativa que, posiblemente, por lo poco oportuna en la mayoría de los casos, usan para salir libres sin que se les pueda imputar algún tipo de delito. Se defienden con tal agilidad que ponen a dudar sobre el procedimiento a los policías con menos experiencia.
Estas cifras son solamente la ventana que al abrirla se puede contemplar un escenario que en Bucaramanga por muchos años no se vivía. Es claro que en las últimas dos alcaldías se ha hecho poco o nada para que este fenómeno se pueda controlar.
Ahora la excusa que ya deberían los entes de control saber regular no puede seguir siendo la pandemia por el Covid-19. No se le puede echar la culpa de todo al virus.
Este virus de inseguridad viene desde hace muchos años y al ser un fenómeno que no se le atiende, simplemente se sienta de manera tranquila en un sillón reclinomatic y contempla cómo, con el pasar del tiempo, simplemente observan y planean sus fechorías con la mayor tranquilidad posible.
En muchas otras ciudades de Colombia están como en Bucaramanga: contando las horas y los días para que lleguen elecciones y la ciudad pueda tomar un rumbo diferente. No igual o el de antes. Debe ser diferente.
Para incrementar la cifra, ¡nos metieron conejo (robaron) con el alcalde que eligieron!
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*Ingeniero Industrial y Magister en Responsabilidad Social y Sostenibilidad
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