Por: Camilo Iván Rincón León/ Es importante contextualizar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano; para tales efectos realiza permanente monitoreo sobre la situación de los derechos humanos en los Estados Miembros, entre esos Colombia.
Así, las cosas, La CIDH tiene la función principal de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en las Américas, y obviamente Colombia no es la excepción independiente de las tendencias políticas y gobiernos de turno.
La CIDH presentó las observaciones y recomendaciones de su visita de trabajo a Colombia realizada del 8 al 10 de junio de 2021, las cuales tienen por objetivo apoyar el fortalecimiento del diálogo como mecanismo alternativo para la resolver o atenuar el conflicto social desatado por el indiscutible fracaso de las políticas públicas, económicas y políticas de gobierno.
El trabajo objetivo y técnico de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos subrayó que las observaciones y recomendaciones que se presentaron, están basadas en los estándares del sistema interamericano de derechos humanos relacionados con el derecho a la protesta, el uso desproporcionado de la fuerza, la violencia sexual y de género, el enfoque étnico-racial, el uso de la figura de traslado de protección y desaparición de personas, el uso de facultades disciplinarias, asistencia militar y la aplicación de la jurisdicción penal militar, la protección a periodistas, a la libertad de expresión y el acceso a internet, entre otros.
La CIDH destaca que el Estado de Colombia y la sociedad en su conjunto tienen una oportunidad única para revertir la situación actual hacia una nueva etapa de participación ciudadana; distante de violaciones a los derechos humanos identificadas; esto mediante un diálogo efectivo e inclusivo para abordar las demandas legítimas de la población, con el máximo respeto a los derechos humanos y en el marco democrático del Estado de Derecho.
Según datos y cifras de la CIDH la información recibida antes, durante y después de la visita, destaca que recibió un total de 2.908 solicitudes para brindar testimonio, de las cuales se logró recabar, priorizando criterios de representatividad y diversidad, al menos 302 testimonios de forma individual y colectiva, lo que implicó escuchar a más de 500 personas; además, dichos testimonios fueron debidamente registrados, sistematizados y analizados.
También, es necesario recordar que La CIDH sostuvo reuniones con autoridades de las distintas ramas del poder público y órganos de control, a nivel nacional, departamental, distrital y municipal. Asimismo, víctimas de violaciones de derechos humanos, personas defensoras, colectivos de mujeres, afrodescendientes, indígenas, periodistas, representantes de movimientos sociales, gremios empresariales y agentes de la fuerza pública; lo anterior, permite colegir sin necesidad de forzar nuestras mentes que hubo un trabajo de campo serio y absolutamente real.
Finalmente, el gobierno nacional y las autoridades de los diferentes ramas del poder, no deben perder de vista o hacer caso omiso, a las recomendaciones y observaciones realizadas por La CIDH como órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; de lo contrario estaremos frente a una “Anarquía” disfrazada a la medida de un sastre que posa de sistema democrático en un gaseoso estado social de derecho.
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*Abogado especialista en derecho administrativo y contratación estatal.
Twitter: @CamiloRincon_10