Por: Carlos A. Gómez/ Siempre he sido un promotor para que tengamos una cultura de lectura mayor. No son muchos los libros físicos o digitales que se lean al año, en Colombia se lee muy poco.
La lectura no solo es un maravilloso hábito de aprendizaje, sino que se trata de ir tan lejos como la imaginación del lector lo permita. Es también un gran aporte a la ortografía, ayuda a mejorar nuestra forma de escribir y hasta de expresarnos.
Para los trámites importantes de adquirir un bien mueble, inmueble, electrodoméstico y hasta con los servicios públicos hay que prestar atención a la lectura de lo que está firmando. En las notarías, recientemente noté que hay salas de lectura exclusivas para leer los detalles de lo que usted está firmando ya sea porque esté comprando, cediendo, casándose, etc.
Es importante leer la letra grande y la pequeña. Recientemente por no ser cuidadoso en la lectura y no ser estricto en hacerlo tuve que aceptar un error en la firma de unas escrituras. Como responsable solidario tuve que aceptar la mitad del error. La otra parte quiso de alguna manera también cambiarlo, pero no se logró por muchos motivos. Todo un show mediático por una lectura que no hice con juicio.
Me reprendo. Triste la lección que no pasó a mayores, pero que sí tiene un llamado de atención importante.
La lectura se inició hace muchos siglos, las primeras civilizaciones quisieron dejar plasmado algo de la historia en piedras con pinturas llamativas y muy duraderas con colores. En el medio oriente se comenzaron a usar antes de Cristo las raíces de una planta egipcia para dejar plasmado la historia en un papiro. Así nacieron los primeros libros.
En las vastas formas de escrituras en todo el mundo se puede ver la necesidad de escribir para que se detenga el tiempo con la historia. Es increíblemente válido el deseo del ser humano por dejar el legado. Cientos de escritos con más de mil años cuentan lo que sucedía en la época. No se puede escribir el futuro exacto, pero sí uno imaginario. ¿Se han preguntado qué sería de los libros como la Biblia, el Corán y otros si no existieran? ¿Cuál sería la versión de la creación del mundo y la raza humana diferente al Big Bang?
El hábito de la lectura es producto del hábito de escribir. Dicen que si quieres guardar un secreto lo debes escribir en un manual de instrucciones, nadie los lee. Después de destapar el producto y de haberlo consumido, el manual de este se convierte en una molestia porque no sabes dónde guardarlo.
Por supuesto la lectura ha sido para mí un gran alivio en muchas épocas de mi vida. Aún sigo pensando que nada reemplaza las letras en un papel muy a pesar de que la tecnología quiera dar más comodidad; un libro no necesita electricidad y jamás tendrá que cargarlo.
Si usted está leyendo esta columna hoy sábado 10 de julio, en el mundo se han publicado más de 1.409.600 nuevos libros este año. Se han impreso más de 230 millones de periódicos. Se han enviado más de 132 mil millones de correos electrónicos. Y hoy sábado se han escrito casi 4 millones de blogs y más de 400 millones de tuits.
Quiero recomendarles la lectura de un libro sencillamente sublime: El infinito en un junco de Irene Vallejo.
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*Ingeniero Industrial y Magister en Responsabilidad Social y Sostenibilidad
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