“Hay tres en este matrimonio”. Esta fue una de las explosivas confesiones de la princesa Diana a la cadena británica BBC en una de las entrevistas más famosas de la historia. Corría el año 1995 y la aparición de la princesa ofreció una rara ventana hacia el interior de la Casa Real británica.
Esa declaración confirmó lo que en la época era un secreto a gritos: la historia de amor entre su esposo, el príncipe Carlos, y Camila Parker Bowles, hoy duquesa de Cornwall. Más de dos décadas después, se reveló que la entrevista se consiguió de manera «deshonesta».
Cada confesión de la princesa está grabada en la memoria colectiva británica. Una princesa Diana que lucía triste y adolorida contó que sufría de desórdenes alimenticios, habló de su infidelidad y su difícil relación marital y con la familia real.
Emitida en el programa Panorama de la BBC el 20 de noviembre de 1995, la entrevista fue vista por 23 millones de personas solo en el Reino Unido, según cifras de la propia cadena. Era la exclusiva que todos los medios perseguían: la mujer que estaba destinada a ser la Reina de Inglaterra, exponiendo su vida privada en televisión.
La entrevista fue una de las gotas que colmó el vaso también dentro de la propia Casa Real: un mes después de que se emitiera, Diana y el príncipe Carlos, entonces separados, anunciaron su divorcio, aprobado por la Reina Isabel.
Un entramado de mentiras
Veinticinco años después, una investigación independiente comisionada por la BBC y liderada por el exjuez de la Corte Suprema, Lord Dyson, arrojó que el entrevistador, Martin Bashir, a quien llamó “deshonesto”, creó un plan deliberado con pruebas falsas para lograr la confianza de la princesa y luego obtener la entrevista.
“Lo que hizo el señor Bashir no fue un acto impulsivo realizado de forma espontánea. Fue planeado cuidadosamente”, señala el reporte de 127 páginas, fruto de la investigación.
En agosto de 1995, Bashir contactó al hermano menor de Diana, Earl Spencer, para contarle que tenía acceso a pruebas que demostrarían una supuesta conspiración en contra de la princesa, él mismo y la familia Spencer.
Bashir le dijo a Spencer, entre otros, que su jefe de seguridad, el exsoldado Alan Waller, estaba recibiendo pagos por espiar a Diana y a la familia y le mostró unos extractos bancarios falsos hechos por un diseñador gráfico de la BBC.
Bashir le dijo también que el secretario privado del príncipe Carlos estaba grabando conversaciones privadas de Diana y que el propio secretario de la princesa hacía parte de esa conspiración.
Atónito al escuchar semejante historia, con un complejo entramado que implicaba agencias de inteligencia, medios de comunicación, periodistas y trabajadores de confianza de Diana, el hermano menor Spencer asegura que llamó a un directivo del programa Panorama para preguntar por Bashir, a quien ese ejecutivo llamó como “uno de mis mejores”.
Con esa certeza, Spencer organizó un encuentro para que Diana escuchara del propio Bashir los detalles de la supuesta conspiración. A partir de ese momento, sería cuestión de semanas para que Diana aceptara la entrevista, hecha en total secretismo en su apartamento privado en el Palacio de Kensington.
Las primeras filtraciones del engaño
Uno de los primeros sorprendidos con la entrevista fue el diseñador que fabricó los extractos bancarios falsos, un trabajo por el que recibió un pago de 250 libras esterlinas de recursos públicos, y quien contó a sus superiores que Bashir le comisionó ese trabajo.
Pronto empezarían las dudas entre el equipo de Panorama de la BBC, que luego fueron filtradas al diario Mail on Sunday, que publicó una investigación con la evidencia de la falsedad de los extractos.
Primero, Bashir aseguró a sus jefes que nunca mostró los falsos extractos a Diana para convencerla de la entrevista ni tampoco a su hermano para lograr el acercamiento. Más tarde, reconoció que sí lo hizo.
“Los periodistas de esa época hacían muchas cosas cuestionables. Él operaba en un entorno donde esto era más común que ahora”, explica el director del programa de periodismo de la University of the Arts London, Simon Hinde, quien afirma que “ese comportamiento ha sido erradicado”.
En 2020, Earl Spencer pidió a la BBC que se hiciera una nueva investigación que esclareciera toda la verdad.
Los errores de la BBC
La entrevista fue considerada la gran exclusiva de este medio de comunicación. Pero precisamente ese orgullo desencadenó una cascada de encubrimientos, errores, procedimientos fallidos y parámetros de ética periodística que se saltaron.
Es cierto que la cadena británica hizo una investigación interna en 1996, pero Bashir fue exonerado rápidamente, aunque los ejecutivos pronto supieron que el periodista mintió y creó los extractos bancarios para acceder a la familia de Diana y luego a ella para ganar su confianza.
Documentos internos de la misma corporación, hechos públicos en una edición especial de Panorama, emitido el mismo jueves 20 de mayo en el que se conocieron los resultados de la investigación, evidencian el encubrimiento de los directivos y su falta de acciones para llegar al fondo del hecho.
Martin Bashir salió de la BBC en 1998 para trabajar en el canal ITV, pero fue contratado otra vez en el 2016 como editor de asuntos religiosos, cargo al que renunció el 14 de mayo aduciendo asuntos de salud.
El profesor Hinde resalta que el error de la BBC será utilizado por los políticos que hace años han querido hacer cambios a la estructura y esencia de la cadena pública con el objetivo de «hacerla menos problemática para el Gobierno». Además, sostiene que «se aprovechará esta oportunidad para intentar reducir su autoridad”.
La credibilidad y seriedad de la cadena pública sin lugar a dudas ha sido golpeada.
Las consecuencias de saltarse la ética
La princesa Diana se casó con el príncipe Carlos cuando tenía 19 años. Sufría de ansiedad, miedo y desórdenes alimenticios: su salud mental estaba afectada, entre otras, por la persecución sin tregua de fotógrafos de tabloides que se convirtieron en su sombra para capturar una imagen que podían vender por altas cifras.
No hay duda: Martin Bashir se aprovechó de las debilidades de la princesa para convencerla de que sus más grandes temores eran ciertos y acceder a la entrevista engañada.
“Hemos aprendido que la ética importa. Algunos periodistas de esa época pensaron que las reglas éticas eran algo que había que saltarse en vez de seguir”, resalta Hinde.
Pero también es cierto que Diana quería contar su verdad. Esta no fue la primera entrevista escandalosa que dio la princesa: en 1992, el periodista Andrew Morton escribió Diana en sus Propias Palabras, que contiene algunas de las mismas revelaciones.
“Aunque Martin Bashir estaba absolutamente equivocado al usar esa táctica, no creo que eso haya cambiado de ninguna manera lo que ella quería decir”, señala Bonetti.
La reacción de la familia de Diana
Los dos hijos de Diana, los príncipes William y Harry, por separado, criticaron el papel de la BBC. La declaración de William, segundo en la línea de sucesión al trono británico, fue especialmente dura.
“La forma engañosa en que se obtuvo la entrevista influyó sustancialmente en lo que dijo mi madre. La entrevista fue una gran contribución para empeorar la relación de mis padres y desde entonces ha lastimado a innumerables personas», subrayó.
William agregó que “trae una tristeza indescriptible saber que los fracasos de la BBC contribuyeron significativamente a su miedo, paranoia y aislamiento que recuerdo de esos últimos años con ella”.
La familia de Diana, pero especialmente su hijo Harry, afirman que esta entrevista inició una serie de hechos que terminaron con su muerte. “El efecto dominó de una cultura de explotación y prácticas poco éticas finalmente le quitó la vida”, dijo Harry.
También Earl Spencer, el hermano menor implicado en la trama, aseguró que Diana perdió la confianza en personas claves para ella y estuvo sin ningún tipo de protección. “La ironía es que conocí a Martin Bashir el 31 de agosto de 1995, porque exactamente dos años después ella murió. Trazo una línea entre los dos eventos”.
Desde la muerte de Diana en 1997, el periodismo especializado en los «Royals», la Casa Real de Reino Unido, hizo una profunda reflexión de los métodos y tácticas de su cobertura. La conclusión: no todo es válido. Desde entonces se ha respetado el código de conducta, logrando un poco más de respeto por la vida privada de la familia real.