Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Se lo difícil que es hablar de honestidad, máxime cuando como seres humanos que somos hemos fallado en oportunidades, pero reconocerlo también es ser honesto, lo pensé muchas veces antes de escribir sobre este tema, porque insisto es difícil y atrevido escribir sobre honestidad y no parecer que estoy rasgándome las vestiduras.
Como comercial que he sido durante toda mi vida empiezo por las ventas dado que la honestidad implica coherencia entre lo que digo y hago, si mis clientes perciben, que lo prometido en la negociación no se está cumpliendo, estamos dañando una relación comercial, todo cliente se molesta cuando siente esa sensación de “me tumbaron”.
A nadie le gusta que lo tomen por alguien ingenuo, se debe vender lo que se tiene, no inflar, ni el producto, ni los servicios, si realmente no tiene más para ofrecer, sea correcto al momento de presentar su oferta, recuerda que lo poco o mucho que brindemos lo debemos hacer bien, recordemos el famoso gana-gana que la gente se vaya satisfecha de haber hecho tratos con usted, y es que la honestidad hace parte de la calidad.
Nada más dañino para un negocio que la mala imagen que proviene de la deshonestidad, esto se convierte en una bola de nieve, en un voz a voz interminable de personas insatisfechas con su producto o servicio, muchos creen que en una negociación no se gana siendo honesto, ¡pues no es así! Considero que se pierde demasiado.
Seamos honestos desde los actos más pequeños, el vendedor que se ha equivocado a nuestro favor con el cambio, devolverle al anciano el billete que se le acaba de caer sin notarlo, cumplir con nuestras obligaciones sin esperar a que nos premien por ello, controlar nuestras palabras en la medida en que estas puedan herir o afectar a terceros, guardar discreción, ser prudentes en el manejo de nuestros recursos tanto económicos como personales, asumir la responsabilidad de nuestros errores, rectificar y corregir cuando sea necesario, ser leales y transparentes en nuestras relaciones con los otros; todo ello no es sino una breve enumeración del largo catálogo de acciones donde podemos manifestar activamente nuestra honestidad, recordemos que lo más importante es ser honestos consigo mismo.
Ser honesto es ser: auténtico, genuino, por lo que ser deshonesto es ser falso, ficticio, impostado, impactante la diferencia, pero es así, y es que la honestidad implica respeto por uno mismo y por los demás, mientras que la deshonestidad implica el irrespeto por sí mismo y por los demás, la honestidad es luz y la deshonestidad es vivir en la oscuridad.
Cuán importante es la honestidad toda actividad social, toda empresa humana que requiera de trabajo en equipo, se atasca cuando la gente no es sincera, no es honesta, no va de frente, ahora ¿Cómo se cultiva la honestidad? Se debe practicarla, ejercitarla, pensemos en los grandes deportistas, ellos entrenan y entrenan hasta lograr la perfección, de manera que cuando más se practica la convertimos en un estilo de vida, la honestidad es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad, para la vida en comunidad.
Se acuerdan del “no me deje pillar, la moralidad no es un juego donde está el “yo no me dejo pillar” o el “mire a ver si es capaz de pillarme” no se puede ser como en otras actividades “yo medio juego bien al futbol o medio subo bien en bicicleta” no se puede “ser medio honesto”
Es que la honestidad es una gran calidad humana, es pensar y obrar de forma justa, recta e integra, sencillamente podría decir que es el simple respeto a la verdad en relación con el mundo exterior, los hechos y las personas, o sencillo como dijo Confucio: “El hombre que ante la perspectiva de un lucro prefiere la justicia”. Esta es una frase que debería estar escrita en mármol y en grande en todas las entidades del estado y más en el congreso y senado
Ahora bien, viendo lo que está ocurriendo en nuestro país debemos reconocer con tristeza que aquí y hoy, no existe confianza ante las acciones y las palabras el día a día en nuestro país nos muestra casos aberrantes de deshonestidad donde lo más paradójico es que ya nos acostumbramos, recientes fallos ya aprueban la deshonestidad excusándola con que se “obro de buena fe” a lo largo de los años hemos visto administraciones inestables, manirrotas y vanidosas, con funcionarios soberbios y derrochadores, un Congreso temeroso de perder sus prebendas, y que por ello no defienden los derechos de sus electores, poco preocupado por la verdadera justicia, entregados a las llamadas mermeladas y si a esto le sumamos que algunos medios de comunicación fungen como defensores de oficio de estos hechos, concluimos que el día a día de cada colombiano se derrumba ante la falta de honestidad generalizada, viendo como en Colombia no se valora, la persona honrada, ni el decente, ni el justo, ni el laborioso, por el contrario se le premia y se le excusa.
Lo que está sucediendo en las calles no es más que el producto de una violencia que hemos acumulado durante años, estamos viendo como nuestra sociedad se está desangrando, pero lo más increíble es que las causas por las cuales se desangra tienen todos los matices, menos de que estas sean irreconciliables, pero prima más la vanidad, el egocentrismo, la falta de reconocer errores de todas las partes, es así como vemos ataques sin rostros, pregunto ¿qué honestidad puede haber en la furtividad, en el oscuro actuar?, señalamientos van y vienen, se hizo practica que para marchar se requiere una capucha y para ejercer la autoridad un casco y armas letales, es hora ¡ya¡ de demostrar que somos una sociedad con valores, honesta, aun civilizada, ¿cuándo cambiaremos las armas por los argumentos?; argumentos que se traduzcan en acuerdos que de verdad busquen el bien común, se hizo practica que para salir del tema se hagan simulacros con proyectos que se terminan hundiendo, se requiere de hechos, abandonar el populismo, ese que sigue ahondado nuestras desigualdades.
Cuanta falta le hace a nuestra sociedad (todos), una gran conversación, ¡SI¡ Tal cual, una conversación con nuestro yo, con nuestros familiares, con el vecino, con mi compañero de trabajo, con quienes por alguna circunstancia hemos tenido alguna dificultad o diferencias de cualquier tipo y no hemos sido capaces de solucionar, Colombia necesita una mejor sociedad, esta es posible de alcanzar, pero se requiere del concurso de todos, basta de agredirnos, reconozcámonos como seres humanos con corazón y con errores.
*Profesional en Mercadeo
Twitter: @heraldoru