Por: Gustavo Ortiz/ Hoy voy a escribir y esperar una retroalimentación sobre una profesión de la era de los dinosaurios, con pocas huellas de memoria, pero indispensable para hacer historia, ser corrector de estilo. Hace unas dos décadas se volvió un ejercicio suntuario, de más, pocas editoriales en los últimos días los reclutan. Son como escritores fantasmas. En la portada debe aparecer otro para los aplausos.
Uno de los más preparados profesionales en escrituras creativas, Daniel Ballesteros, hace unos años me llamó para hacer el arte de corregir, unos archivos de su tío, uno de los más grandes psicoanalistas del país. Acepté. Desde la invitación hay un ejercicio ético por parte de mi amigo al evitar asociaciones afectivas en un trabajo que él sabe hacer.
Más allá de ser un escritor fantasma, es establecer un acuerdo ético con lo que uno ve en el interior de un libro, en el backstage del discurso de un médico, como fue el caso.
Ediciones Aurora editó “El más allá de las palabras” de un académico de la Universidad Nacional de Colombia, don Guillermo Ballesteros Rotter.
En la sociedad de consumo se usan las sicoterapias para soportar la realidad cuando no se cae en el extremo de la psiquiatría como droga para anular discursos. Y la ruta del centro, “el psicoanálisis”, solo es invocada para repetir el nombre de Freud o de Lacan entre las lecturas de vida.
“En un atardecer un paciente deprimido dijo algo que solo vine a entender muchos años después. Estábamos en silencio. De pronto se oyeron las 6 campanadas de una iglesia vecina. El paciente se sobresaltó ligeramente y en voz lúgubre dijo “esas campanas…de repente vi como un ojo que se me acercaba… como un seno enorme…” Solo ahora, con lo que expondré adelante, me es posible encontrarle sentido.
La visión además de sus invaluables funciones en las relaciones con el mundo físico también la tienen con los seres humanos. La frase “Los ojos son el espejo del alma”, condensa toda la valiosa función de la mirada en la relación con los demás; recibe y trasmite toda la gama de estados emocionales desde la amorosa acogida hasta el rechazo, el temor y el odio.”
Comparto una parte del machote – concepto técnico – y una verdad que, por elemental, nadie profundiza en su atadura con el mundo, los ojos, la mirada. Iniciemos, subjetivamente la mirada es la herramienta fundamental para comunicarse, comunicar por si solo no es ético, el tener en cuenta al otro, es la única manera solidaria y fraterna para ser ciudadanos.
Se podría hablar de una conexión semántica débil entre los dos párrafos, pero cuando es un inicio de un capítulo y es precisa la indicación por parte del médico psicoanalista de una idea a desarrollar pues se da la licencia de esperar las probabilidades del discurso. Parezco estar en una clase.
La mirada, no es solamente una propiedad física es algo más, una disposición a inferir. Recuerdo una noche en Chiquinquirá regresando a un hotel por la noche pasé por un puente elevado con barandas pequeñas de grosor y de color gris. Un perrito callejero subió conmigo e iba por el centro del puente a paso muy lento y se notaba el alto estrés. Ellos ven en blanco y negro y obviamente no era muy clara la frontera del puente, el riesgo del vacío, para este animal.
Este libro realmente es minucioso y muy completo por el psicoanálisis, con un sentimiento de humildad, en el tono para referirse a pacientes que tuvo en su consultorio. No detalla nombres, no insinúa ubicaciones, rescata lo importante, las conexiones de una vida particular con un diagnóstico, la forma de estudiar los mismos que no siempre termina en una psicopatología.
“Para precisar las diferencias entre el psicoanálisis y cualquier otro método psicoterapéutico, Freud utilizó una frase de Miguel Ángel que explicaba la diferencia entre la pintura y la escultura; la pintura utiliza la vía di porree, esto es el artista pone sobre la tela la pintura, y el psicoterapeuta pone drogas consejos, guías, etc. En tanto el psicoanálisis, como la escultura, usa la vía di levare esto es así como el escultor quita de la piedra lo sobrante para que aparezca algo que estaba en el interior, y el psicoanalista quita del paciente las enfermizas defensas para que aparezca el verdadero ser” este fragmento es un ejercicio analítico de dar claridad sobre unas ciencias que toman roles punitivos a veces para etiquetar al individuo que lo requiera, sea hombre o mujer.
Recuerdo yo fui víctima de acoso sexual en Catay dentro de mi institución educativa básica, FCUIS. Un empresario Paba me ayudó en un año difícil, 2019, mencionando al agresor, ahora benefactor -la mirada. Lo predecible sería como defensa el olvido a un suceso obvio y de conocimiento. Lo ético es colocar y mencionar los hechos con la valoración requerida entre los dos actores de la comunicación, con conexión a un tercero. Pero delegar la voz de aquel agresor en este empresario y sin lo mínimo una presentación de excusas, no colabora a la realidad en sus justas proporciones. Es un poco de psicoanálisis puro aplicado.
En la segunda cita del machote hay detalles, algo de suciedad, no es correcto mencionar cuáles son y es una labor de amistad con un libro por parte del corrector de estilo guardar silencio y beneficiar el proceso editorial.
Gracias a este texto pude medir mi ser. Ahora anoto una partida de parqués con Norberto en mi ruta y una cita con mi entrenador de tenis.
*Profesional en Estudios Literarios Universidad Nacional de Colombia.
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