Por: Sebastián Aristizábal Pérez/ Hace pocos días, Revista Semana publicó los resultados de la primera encuesta de este año sobre la intención de voto para las elecciones presidenciales del 2022. Según anunció el medio, es el estudio más completo que se ha hecho a través de Yanhass, el Centro Nacional de Consultoría y Estrategia & Comunicaciones, 4.435 personas entrevistadas en 30 municipios, analizando de manera cuantitativa y cualitativa la información recolectada.
Los resultados presentados por Vicky Dávila, directora de esta revista, ahora de corte uribista, llegan precisamente después de la ácida entrevista que le realizó al candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro. A primera vista, concluye que el país sigue polarizado, que existen dos orillas fuertes: el petrismo y el uribismo, y adicionalmente, un centro pálido con el liderazgo de Sergio Fajardo, a quien algunos analistas políticos consideran como un caballo de Troya admirador de Uribe.
El gobierno del Centro Democrático, que se ha caracterizado por la poca eficiencia en el manejo de la pandemia, la incapacidad de frenar el asesinato de lideres sociales y la lentitud en la implementación del acuerdo de paz, deja la pista despejada para que Gustavo Petro, sea el candidato predilecto por lo colombianos; de lejos y en casi todos los escenarios sería el virtual ganador con el 23% seguido de Sergio Fajardo con el 12% y Martha Lucía Ramírez con el 9%. Cabe aclarar que en la encuesta se incluyen candidatos oficiales y otros personajes públicos de la arena política sin aspiraciones oficiales.
Cuando preguntan cuál sería el mejor presidente para Colombia, las posiciones no variaron: Petro, Fajardo y Ramírez en los primeros puestos seguidos por Juan Manuel Galán, Alejandro Char y Fico Gutiérrez. Sin embargo, cuando hacen la pregunta contraria: ¿Cuál sería un mal presidente? También gana Petro, con el 32% seguido de Tomás Uribe con el 11% y Martha Lucía Ramírez con el 9%, respuestas que demuestran que el país solo ve en blanco y negro.
En los escenarios de segunda vuelta todo parece indicar que se podría repetir la historia del 2018, cuando los votos se atomizaron en primera vuelta y en el segundo round los fajardistas no cedieron ante los llamados del petrismo, dejando así como ganador a Iván Duque con 10.3 millones de votos y al líder de la Colombia Humana con 8 millones de votos; claro que ninguno es dueño real de todo ese caudal electoral, unos se sumaron al Centro Democrático por el miedo de “convertirnos en Venezuela” y otros se sumaron a Petro, buscando el fin de los gobiernos de derecha, así fuera a las malas.
En el escenario más probable para 2022, que es Gustavo Petro enfrentando “al que diga Uribe”, que en la encuesta es representado por Marta Lucía Ramírez, da un sorprendente empate del 40% a 40% complementado por un 14% que no votaría por ninguno de los dos, un voto en blanco del 4% y no sabe no responde del 2%.
Igualmente, si se enfrentara Petro con Sergio Fajardo, sería derrotado por el antioqueño con 36% contra 46% respectivamente, por ninguno el 13% y voto el blanco 3%. Este es un escenario poco probable si se mantienen las dinámicas de las elecciones pasadas, hecho casi seguro en un país donde lo más cómodo es que nada cambie.
Aunque este es el primer vistazo, hay que recordar que, para las elecciones de 2018, las primeras encuestas daban como virtual ganador a Germán Vargas Lleras y en último lugar aparecía el entonces senador Iván Duque, sin embargo, la intención de voto para el que dijera Uribe siempre fue superior, y ahí, la encuestadora acertó.
Desde el siete de agosto de 2018, Gustavo Petro reinició su campaña a la presidencia y ha dado resultado el trabajo que ha hecho desde el Senado de la República, oponiéndose fuertemente al gobierno, reclutando nuevos aliados políticos y aprovechando el inconformismo de la gente que, luego de 20 años de gobiernos uribistas, parece buscar un verdadero cambio en las urnas, así los rostros del tarjetón sean los mismos de siempre.
El Pacto Histórico, la Coalición de la Esperanza, la tripleta de exalcaldes, el combo de exgobernadores y el desordenado uribismo sin un precandidato de peso, deben empezar a mover sus fichas, intentar desinflar egos y presentar una propuesta atractiva que perdure hasta agosto de 2022; por ahora, lo que se siente en el ambiente electoral, es que el pulso político lo va perdiendo la derecha tradicional.
*Comunicador social, especialista en comunicación estratégica. Asesor de campañas políticas y productor de podcast.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).