Por: Gustavo Herrera Acelas/ Hoy cuando el pico de la pandemia está en la cúspide más alta y los efectos han sido desastrosos para la humanidad, ya que nunca habíamos pensado que los seres humanos fuéramos tan frágiles, pero eso en cierta parte es bueno, porque cuando volamos el ego como globos de helio nos volvemos déspotas con el prójimo, siempre hay que buscar un lado bueno de lo malo, incluso a los toques de queda.
Sería útil pensar cómo esta crisis sanitaria pudo cambiar nuestras vidas y nuestro mundo más allá de estos meses de cuarentena. Y es que, pese a que el Covid-19 haya traído desgracias de todo tipo a diferentes países del mundo, entre los que se incluye Colombia, no se puede negar que también ha aportado algunas cosas que no pensábamos que fuéramos a volver a ver.
En lo ambiental la tierra se ha sanado temporalmente, virales se han hecho las imágenes de los canales de Venecia y Florencia cuya agua se ha vuelto prácticamente cristalina, hoy los delfines y las ballenas han vuelto a danzar en las orillas de las costas del caribe y pacífica debido a la falta de tráfico marítimo. Lo mismo caso ha sucedido en otras partes del mundo debido al mismo motivo y las emisiones de carbono han reducido en gran escala.
Aunque los toques de queda también han lesionado enormemente la economía, pero la solidaridad se despertó en la mayoría de los casos, son muchos los actos de bondad que se han podido ver a través de las redes. Generosidad que va desde la unión ciudadana y empresarial, así como todo tipo de material sanitario como tapabocas, alcohol prendas médicas, y entregarlo a los hospitales y centros de salud.
El estar tanto tiempo metidos en casa ha aportado también cosas positivas. Son muchas horas las que tenemos para pensar y para emplear en todo tipo de arte. Usuarios de las redes sociales han compartido detalles de sus nuevos pasatiempos, como cantar, leer, hornear, tejer y pintar. Han surgido nuevas canciones y conciertos virtuales, han nacido todo tipo de iniciativas virtuales, nuevas aplicaciones como la de Zoom, la gente ha sabido extraer el jugo de la situación para aportar cosas positivas. Un auge de la creatividad, millones de personas están aprovechando la oportunidad para ser creativas e innovadoras o programar y planear sus negocios personales virtuales.
Las personas adictas al alcohol o al consumo de sustancias sicoactivas no han vuelto a consumir o han reducido en gran parte esta adicción, lo mismo ha sucedido con los adictos al sexo desmedido con los prostíbulos y moteles cerrados, a los ludópatas que ya no encuentran casinos donde jugar, todo esto ha sido muy positivo, las parejas y familias que ya ni se hablaban han tenido un tiempo para dialogar y limar estas diferencias.
El trabajo desde casa. Los trabajadores, sobre todo en el sector de servicios, que hasta ahora han podido seguir trabajando, ha sido en gran parte gracias al teletrabajo. Aunque esta ya era una tendencia que estaba creciendo, nunca se había implementado de manera tan masiva como ahora. La epidemia puede cambiar nuestra visión sobre este tipo de arreglo laboral.
La educación digital, no es algo novedoso de por sí, pero que casi todas las universidades, incluyendo las mejores, se hayan tenido que mudar a este modelo en cuestión de semanas, es un cambio fundamental, que también nos hace cuestionar qué pasará cuando haya terminado la epidemia. ¿Los estudiantes querrán ir a clases, solamente por la función social que brinda la universidad? ¿Y si es así, se justifican los costos? ¿Querrán tomar clases online de otras universidades, incluso mejores?
Con el miedo al contagio, mucha gente prefiere ahora pagar con tarjeta de crédito o débito (idealmente sin contacto alguno). Esto es algo que siempre se había argumentado y está detrás de grandes cambios como los vistos en Norteamérica y Europa, pero verlo en países tan apegados al dinero físico como el nuestro es algo novedoso. Es difícil decir que esto es algo nuevo, pero cuando toda la economía se vuelve digital, todo contacto humano es ahora virtual, se pregunta uno cuánto de esto quedará. El sólo hecho que no hayan colapsado los servicios digitales hasta el momento es asombroso. Los pagos electrónicos, las teleconferencias y los domicilios para cada vez más productos, quizás lleguen para quedarse.
La importancia del contacto físico. Estos meses de falta de contacto, seguro nos harán pensar dos veces sobre la gran importancia de tener a alguien que podamos al menos abrazar. Cuando todo haya terminado, será una lección para recordar. Es importante saber, o al menos creer que todo esto terminará algún día y que cuando así sea podremos abrazar a nuestros seres queridos.
Solamente en una crisis sanitaria como la de ahora, se vuelve tan relevante tener un buen sistema de salud. Esta experiencia, que puede llegar a ser desastrosa, puede acelerar el tomar medidas de fondo para tener mejores sistemas y seguros de salud, por ejemplo, en Colombia tener una UCI era un privilegio, hoy el país después de todo esto quedará preparada para afrontar cualquier situación sanitaria.
La ciencia, la investigación, y los expertos, que habían sufrido en tiempos recientes, parecen recobrar valor en estos tiempos de crisis. Cuando estamos ante una amenaza como la actual, queremos tener lo mejor que la ciencia y la medicina pueden ofrecer para lidiarla. Ya los médicos y el personal de salud son héroes en muchos lugares, con justa razón.
Es realmente en tiempos como estos que vemos a los emperadores desnudos. Gobernantes y políticos menos preocupados por su ego o sus ideologías parroquiales. La crisis de liderazgo es más evidente, así como el éxito de algunos gobernantes, que saldrán fortalecidos por su manejo de la crisis.
Es difícil escribir cosas positivas durante una pandemia. Pero toda crisis representa una oportunidad. De cómo nos comportemos y reaccionemos en estos momentos puede depender no solamente nuestra supervivencia personal, sino también la construcción de la sociedad del mañana. Seremos menos individualistas y más conscientes del bien común. Quizás no podremos cambiar lo que pase afuera, pero al menos sí nuestra actitud frente a ello.
Este ensayo no es más que una invitación para hacer justamente esa reflexión.
*Dirigente comunal, artista y consultor de marketing
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