Por: Hernando Ardila González/ Decidí aplazar mi segunda entrega, el Fin de la Humanidad, para reflexionar sobre los hechos recientes en el país de la democracia “perfecta” del mundo, la democracia del Sueño Americano.
El apocalíptico 2020, no podía irse sin dejar un legado sangriento. Los hechos del 6 de enero de los aún nacientes año y década en tierra del Tío Sam, eran de no creer o pensar que era un espectáculo de terror de gran despliegue universal con sello de Hollywood, símbolo de la industria del entretenimiento que ofrece el séptimo arte, el cine que reemplaza cada vez más los libros de historia de los pueblos.
Por el Paseo de la Fama y con un titiritero tras de bambalinas, desfilaron cientos de insurrectos supremacistas, fachotrumpistas o radicales de extrema derecha, como a su gusto o susto quiera llamarles. Incluso se hicieron selfies y allanaron sin licencia las oficinas de los congresistas que en sesión de la fecha ratificarían a Mr. Biden como el 46º presidente de la Unión Americana, es decir solo 2 meses después de las elecciones es que USA sabe que tiene presidente formalmente declarado; es la democracia diosa que cuestiona las democracias demoníacas tercermundistas y que otrora fueran denominadas Repúblicas Bananeras, ya que Chiquita Brands International, empresa gringa dedicada a las frutas y en particular a las bananas o plátanos y no digo maduro porque pudiera quedar signado con el INRI del gobernante del vecindario, era la que quitaba gobernantes y colocaba dictadores.
Hubo de todo, una insurrección ultraderechista con pretensiones de genética aria, cinco muertos y una casi indiferencia policial de los efectivos destacados en palacio, no por inferioridad numérica, (hubieran podido pedir refuerzos), los insurgentes eran blancos y los blancos son los hijos “legítimos” de la tierra conquistada por ingleses mata Piel Rojas, colonizada también por irlandeses y potenciada económicamente por John Davison Rockefeller,Henry Ford, los capos entre otros y las posguerras.
Nadie dudaba de su poderío, el sueño de Hitler del imperio nazi por mil años, se trasladaba al imperio naciente que prometía quedarse como el policía del mundo y para lo cual con su máquina de guerra más feroz que los panzer, intervino cada pueblo que a su gana consideró una amenaza para su seguridad nacional, así estuvieran al otro lado del mundo, excusa que le sirvió para sentar sus imperiales tropas en puntos geoestratégicos, para promover sangrientos golpes de estado, para colocar gobiernos manipulables, para apropiarse de los recursos de los pueblos invadidos y para poner como en sus billetes, ahora en el cielo, el ojo que todo lo ve, es decir sus satélites espías y últimamente su internet invasor.
En 2016, no obstante perder el voto popular frente a su rival demócrata Hillary Clinton, quien se daba por segura ganadora para recorrer el aroma del salón oval y primera mujer presidente de USA, un sorpresivo empresario republicano la derrotó por el sistema de Colegios Electorales y se alzó con la investidura como 45º presidente de la unión.
Se acusó a Rusia de interferir en las elecciones para ayudar al pelirrojo que ya pronto demostró su talante supremacista, racista y xenofóbico que amenazó con muros y con poner en peligro la paz mundial y el medio ambiente.
Cuatro años de incertidumbre y cada año que pasaba más peligroso se tornaba, interviniendo o amenazando hacerlo donde quiera que veía recursos energéticos y/o estratégicos, ya Siria, ora Irán, Corea del Norte, Venezuela, Cuba y en un inerme pueblo en contra del cual y con la complicidad cínica de la OEA, rindió frutos su injerencia…Bolivia “paísito de indios” rico en gas, Litio y ante todo rico en soberanía y autonomía ancestral amenazadora, con un líder con inteligencia de estadista parido de la entraña de la Pacha Mama.
Entonces el mundo comenzó a fijarse en las aventuras expansionistas peligrosas y fracasadas, particularmente en Siria donde lanzó sus primeros y únicos misiles, Iraq donde mató al general iraní Qasem Soleimani y conciertos e intentonas de invasión contra el llamado régimen chavista.
El loco del peluquín naranja para tal fin, encontró el “gobernante” genuflexo e incondicional que hasta gracias le dio porque por virtud de su apoyo “se obtuvo la libertad de Polombia o Locombia”, (grave ignorancia de la historia y tartamudez), al que manipuló a su antojo, pero que le resultó un fiasco y el que aún con aires de “libertador”, sigue pregonando con el coro inmarcesible del grupo de Lima, que las horas están contadas porque el cerco diplomático daría fin a la dictadura… ¡que en ultimas oculta la suya y la del demencial fascista del norte!
Tanto era su compromiso que hasta puso a su embajador en la santa sede de la democracia, a hacerle campaña al monito gringo, con ecos estridentes de cuidado con el castrochavismo, vociferados allá y desde el patio trasero con congresistas de “extremo centro”, (careta de la derecha fascista criolla), en favor del que sí en realidad olía a azufre, sumado además con el bochornoso y absurdo pedimento de un “periodista” con la boca llena de billetes, que pedía a Biden que por caballerosidad se retirara de la contienda en favor del pueblo estadinense, todo en sumatoria como el más estúpido episodio de la diplomacia Colombiana, que no solo será motivo de investigación allá, porque acá reina el silencio oficial y la complicidad, sino que también nos ha puesto en ridículo ante el mundo como cuando aquel triste día de los siete enanitos en la Unesco.
¿Vale la pena preguntarse: qué suerte hubieran corrido los supraversivos, si hubieran sido subversivos negros o latinos, ¿o que el hecho hubiera ocurrido en Colombia?
En fin, el coloso del norte ya parece resignar su trono en el mundo y decide lo que por años propició…volverse también una Banana Republic.
*Abogado Penalista, postulado a Maestría en Derecho Constitucional. Presidente Colegio Nacional de Abogados de Colombia Conalbos Santander y Vicepresidente Nacional.
Twitter: @HernandoArdila6
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).