Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Si, diríamos que la Navidad es la misma siempre, la de reencuentros, de alegría, de compartir y de estar con los seres queridos, cuyo significado se refuerza con la creencia religiosa del nacimiento de Jesús en Jerusalén y del amor de Dios quien dio a su hijo en salvamento de la humanidad, pero debo decir que esta navidad es diferente.
La historia nos cuenta que Jesús vino al mundo con humildad, es más nos dice que estuvieron pidiendo una posada, antes de nacer, y así cuenta la historia que paso su vida pidiendo, le pidió a Zaqueo que lo alojara en su casa, y a otro buen amigo el salón para celebrar la Pascua, pidió un par de veces agua para beber. ¡Ah!, y también pidió un burrito para hacer su entrada triunfal en Jerusalén, su proceder siempre mostro que le interesaban mas las personas que las cosas y la amistad fue algo que siempre busco.
La Navidad siempre ha sido una buena ocasión para expresar alegría, siempre con palabras felices y positivas, mediante los brindis que compartimos con familiares amigos y compañeros de trabajo, en ella celebramos el nacimiento de Jesús, para el cristianismo es la fiesta más importante, y así ha sido durante muchos años.
Con el tiempo entró la figura de papa Noel, para traer los regalos una figura que se remonta a los tiempos romanos de un hombre llamado Nicolás obispo de Mira, este hombre fue el santo de los marineros y de los viajeros, respeto esas creencias dado que considero que con ellos se busca es que a través de los regalos se muestre el aprecio, la amistad, el amor, aunque debo confesar que en mi caso en mi niñez, siempre pedía una cosa y este señor me traía otra, no tuve una buena comunicación con él, aunque le reconozco que siempre trajo algo.
La ola de humildad que trajo el Covid la cual alcanzo su punto máximo en los meses de mayo y junio, donde al igual que los segundos que dura un temblor donde al sentirlo explota la humildad, esta se ha venido reduciendo, podemos decir que este 2020 fue un año atípico, de grandes enseñanzas lástima que pasajeras al ver el nuevo comportamiento de la gran mayoría.
Las medidas adoptadas por las autoridades debido a esta pandemia quizá nos lleve a que este 25 oremos más, o que nos arrepintamos más. No lo sé, sé qué No abracaremos al que pasa por nuestro frente de la casa, (por aquello del distanciamiento), quizá estaremos más sobrios que otros años, No lo sé, este año no vi las misas de aguinaldo, pero si vi hacer la novena en familia con más fe.
Ojala aprendamos de todo lo vivido y se despierte en nosotros esos sentimientos que todos tenemos pero que a menudo escondemos los invito a que nos duela y:
Hagamos algo por muchos niños que no sonríen y mueren de hambre sin atención médica, o por ese joven que camina a la deriva, que quema su vida con cualquier tipo de droga y se hunde en el infierno del vacío y de la desesperación o al ver la estampa del viejo, al que nadie quiere y parece estorbar en todas las partes, y que decir de otro tipo de violencias y de guerras, me indigna el que unos se aprovechen de los otros, que siga habiendo personas y pueblos sin libertad y sin dignidad. En fin, no voy a repetir aquí lo que bien saben ustedes. Lo que sí quiero decirles es que unas veces me dan ganas de llorar.
Una invitación a que usemos nuestras manos para curar, para brindar amistad, bendiciendo y acariciando, nuestros pies para acudir al llamado de tantos desvalidos y para correr detrás de los que se descarrían, nuestros labios, para besar a tantos niños y a tantos hambrientos de amor, nuestra lengua, para seguir dando buenas noticias a los pobres y denunciar a los hipócritas y opresores, nuestros ojos, para mirar con ternura y cariño a toda la gente y nuestro rostro, para sonreír a cada uno, para sonreír a pesar de todo, para iluminar todas las situaciones con mirada de gracia, de paz y de alegría.
En este 2020 abundaron las palabras escritas, dichas, transmitidas, televisadas, en redes a menudo alarmistas o apresuradas para contar o describir y hasta predecir la crisis ya sea económica, sanitaria o social… Pero cuanto han escaseado las que esperamos y que necesitamos más que nunca palabras de fe, esperanza, confianza o felicidad.
*Profesional en Mercadeo
Twitter: @heraldoru