Por: César Camilo Hernández Hernández/ La economía colombiana necesita una reingeniería prioritaria en sus sectores, mediante el impulso y acompañamiento desde el nivel central. No es justo, ni responsable, que el gobierno retrase la estructuración de nuevas políticas públicas, las cuales deben ser en pro de la recomposición del andamiaje de las locomotoras de desarrollo.
La coyuntura actual nos lleva a un panorama de oportunidades sobre las acciones a emprender, basadas en los atributos y características que nos brindan los territorios, enfocadas a estrategias productivas y competitivas. Un punto de partida, es observar el comportamiento de los sectores desde las regiones y como el gobierno puede facilitar su dinamismo y crecimiento.
El núcleo principal de la reactivación económica es el fortalecimiento y potenciamiento de los sectores. La articulación de medidas a tiempo desde el gobierno nacional, generarán instituciones más humanas, sostenibles y provechosas. La propuesta ganadora es analizar la normatividad, tributación, modernización, conectividad e inversión de cada una de las industrias, apostando a un renacer más estratégico y competitivo.
Entre el paquete de recursos a analizar, hay que partir de la base de la economía: la tierra y mano de obra. El primero, valorar como la verdadera riqueza renovable, la cual se debe usufrutuar con respeto en la producción, el segundo, como principal adquiriente de derechos y deberes en los procesos productivos, el cual debe ser bien remunerado y valorado. La buena gestión de estos recursos, conseguirá sectores sostenibles, ambientales y sociales.
Cabe recordar como el economista y filosofo, Adam Smith, expresaba “La gran multiplicación de la producción de todos los diversos oficios, derivada de la división del trabajo, da lugar, en una sociedad bien gobernada, a esa riqueza universal que se extiende hasta las clases más bajas del pueblo”. Alineando sus palabras con la nueva normalidad, en los sectores se debe articular desde la nación el apoyo la diversificación de oferta, generación de empleo y bienestar general.
Pasemos de la teoría, a la necesaria práctica que, para mí, es más eficiente.
Los países desarrollados se mantienen sobre sus ventajas competitivas, sus aparatos productivos cada día están en constante inversión y evolución de un alto grado de I+D+I. En nuestra Colombia y las regiones, la gran apuesta está dirigida a sectores comprometidos con una revolución estratégica y competitiva, donde juega un papel importante el gobierno, facilitando el camino a la producción, y el empresariado, en la retribución de trabajo y empeño.
El despliegue de proyectos y programas hacia las regiones y sus industrias, va encaminada a la producción de bienes y servicios con valor agregado, con un apalancamiento de inversión priorizada a nivel nacional en infraestructura, investigación y educación. La cadena de estrategias debe permitir que desde los pequeños a grandes empresarios puedan sacar sus productos, sus vitrinas sean de gran impacto y su crecimiento sea estable a largo plazo.
La raza empresarial colombiana tiene el empuje y el talante para abrir caminos en otros lugares, por lo cual, el alcance de los objetivos debe ser local, nacional e internacional. El ave fénix comienza en la importancia que se le dé a quien jalona la economía, el crecimiento y desarrollo de un País. Es momento de un trabajo mancomunado entre las entidades privadas, públicas, académicas y la ciudadanía, hay un fin común que es volver cada sector como alfil en la competitividad y productividad de los territorios.
El desafío es viable. A nivel regional tenemos ejemplos claros en los sectores de construcción, agroindustria, calzado, salud y servicios públicos, entre otros. Estos han sido representativos a nivel nación y la mayoría con pinos en el exterior, la voluntad de trasformar los sectores desde la estructura y modelo es el primer paso, para un papel de desarrollo y crecimiento de la economía.
*Ingeniero Industrial, Especialista en Gerencia de Proyectos y Magister en Administración.
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