Por: Ruby Morales Sierra/ Términos como indignación y sororidad (ternura y solidaridad entre mujeres) mantienen vivo el espíritu de libertad y defensa de los derechos humanos femeninos.
Son las motivaciones para rechazar el incremento de violencia contra las mujeres en Colombia, al punto de declararse la emergencia nacional por violaciones sexuales de niñas indígenas y el asesinato de 104 mujeres por feminicidio, en lo corrido del presente año.
El estigma que la cultura del patriarcado y la dominación no permite que se supere el considerar a las mujeres como territorio de guerra y cuerpo para la violencia.
En medio de las restricciones de la pandemia, un grupo del Movimiento de Mujeres 8 de Marzo de Bucaramanga – salió el pasado 8 de julio a hacer un plantón de protesta frente a la brigada militar de Bucaramanga y otro plantón en un sector céntrico de Piedecuesta.
En ambos escenarios las protestas femeninas terminaron en una respuesta agresiva y de fuerza por parte de los uniformados. La Coordinadora 8M de Bucaramanga denuncia 11 detenciones y un uso desmedido de fuerza con gases lacrimógenos y golpes contra las manifestantes, que circulan en videos e imágenes en las redes sociales.
El motivo de la protesta femenina fue elevar la voz de rechazo por la infame violación de las niñas indígenas de las etnias Emberá y Nukak Makú, por parte de personal uniformado del Ejército, según denuncias recibidas por la Fiscalía General de la Nación que han causado estupor en todo el país.
Protesta que en tiempos diferentes a este obligado confinamiento debió ser masivo y contundente y al que con seguridad muchas mujeres y hombres hubiéramos participado de forma pacífica. Porque exigir respeto y señalar los errores y crímenes es un deber ciudadano para fortalecer las instituciones.
La Coordinadora del grupo femenino 8 de Marzo de Bucaramanga emitió un comunicado sonoro y visual, expresando las sobradas motivaciones de la protesta.
Cuestionan que en “plena pandemia el gobierno ha preferido fortalecer el aparato represivo antes de atender las necesidades básicas de las y los colombianos”.
Señalan la preocupación por el aumento de víctimas de violencia contra las niñas y mujeres, especialmente las violaciones y los feminicidios, “mientras que el gobierno sigue sin asumir el problema”.
Impunidad
Por todos es conocido que en efecto, los pocos casos denunciados de violencia contra las mujeres que se conocen quedan, la mayoría quedan en la impunidad, con lo se han unido con las organizaciones sociales y de mujeres para declarar la emergencia nacional por feminicidios.
En la proclama de rechazo refieren varios estudios, entre éstos, uno sobre violencia sociopolítica de la organización Sisma Mujer en la que señala que las Fuerzas Militares y la Policía Nacional son los mayores responsables de la violencia sexual contra niñas y mujeres en Colombia.
Formación para la paz
El tema de la formación integral de los uniformados durante mucho tiempo quedó restringido a los cuarteles y a la milicia. Pero por fuerza de los hechos de violación de derechos humanos y en particular de menores de edad que han salido a la luz pública, es un asunto ampliamente debatido por la ciudadanía, especialmente por el país que le ha apostado a la paz y a la reconciliación nacional en el marco de los derechos humanos y a la responsabilidad frente a la población civil.
En este sano debate nacional quedó incluido el ex presidente samper Ernesto Samper quien también cuestionó una maltrecha formación humanística de los uniformados que habría conducido a unos comportamientos violentos frente a la sociedad civil y en particular hacia las mujeres.
El rechazo vehemente a la violencia contra las mujeres y población civil es un debate que sigue abierto.
El hecho de haber sido despedido al oficial que denunció a los soldados que cometieron la violación de la niña emberá deja un amargo sabor, no solo en la ciudadanía, sino sin duda también al interior de las fuerzas armadas.
El chivo expiatorio de una gran cadena de fallas, de machismo y arbitrariedades, tendencia y política que pasa por muchos generales y los propios presidentes.
*Periodista.
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