Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ Grandes críticas despertaron el Día sin IVA llevado a cabo en Colombia el pasado 19 de junio, el cual, según el Presidente Duque, hace parte de un paquete de medidas que busca reactivar la economía a partir del segundo semestre del año y fue adoptado por la Presidencia de la Republica mediante Decreto 682 de mayo de 2020.
Y es que las críticas, muchas de ellas de medios Internacionales, surgieron porque este día se convirtió en una “burla” a los tres meses de confinamiento obligatorio que llevamos los colombianos, pues cuando las políticas locales nos invitan a resguardarnos y protegernos, el Día sin IVA estimuló la aglomeración de ciudadanos en los centros comerciales y en las calles, motivados por adquirir artículos o electrodomésticos a menor precio.
Pero más allá de las críticas o de si fue o no oportuna la iniciativa, es claro mencionar que fue nuestra decisión abandonar el aislamiento y desplazarnos a los centros del comercio el día siguiente al que registraba el mayor número de contagios (3.171 el 18 de junio), no fue la decisión del Presidente, no de nuestros gobernantes, no de los bancos, a nadie llevaron obligado, por ello, en medio de una cruda recesión económica, el hecho que se hubieran formado tales niveles de congestión y nos hubiéramos olvidado de la mayoría de las medidas de autoprotección, exponiendo nuestra vida y la de nuestras familias para aprovechar un “descuento” en artículos que no son de primera necesidad, merece un análisis y deja en evidencia varias situaciones y conclusiones, como también varios interrogantes:
Con esta situación se puede constatar algo muy preocupante y es que pareciera que no entendemos la gravedad de la situación y del contagio, estamos subestimando el virus, usamos tapabocas, nos quedamos en casa y adoptamos algunas otras medidas pero por temor a que se nos imponga algún comparendo, mas no por convicción o por temor al contagio, por ello ante la más mínima flexibilización de las medidas por parte del gobierno, salimos a la calle innecesariamente y sin la debida protección, en una clara muestra de indisciplina e incredulidad.
Pero pese a la gran cantidad de información que en los medios se encuentra y a las crueles estadísticas que el mundo muestra sobre su arrasador paso, este nivel de escepticismo frente al peligro del virus podría obedecer a la credibilidad que nuestra inocencia da a todo lo que ve en redes sociales y es que hace varios semanas se han venido proliferando mensajes engañosos en los que se menciona que el virus es una “farsa” o un “negocio” desestimando su gravedad y haciendo creer equivocadamente que no está pasando nada, lo que desafortunadamente ha hecho que incautas personas bajen la guardia y terminen exponiéndose.
Un tema que también resulta evidente es que los colombianos no estamos a gusto con nuestra carga tributaria, nos sentimos atosigados con la cantidad de impuestos que el Gobierno ha colocado sobre nuestros bolsillos y en este caso en especial, el IVA se comporta como un obstáculo para tener los electrodomésticos o artículos deseados en nuestro hogar, incluso haciéndonos hasta infelices o con sentimientos de frustración al no poder tener las cosas con las que soñamos y por ello ante la posibilidad de que el impuesto no exista por un día, corremos en desbandada frenéticamente a adquirir ese artículo que siempre hemos querido, sin importar que eso implique incluso colocar nuestra propia vida en riesgo.
Ahora bien, estas situaciones fueron más notorias el Día sin IVA, pero hacen parte de un comportamiento sistemático de colombianos que reiteradamente infringen las normas de bioseguridad establecidas para contener y mitigar el riesgo de contagio. Son frecuentes las fiestas clandestinas, paseos de olla, violaciones al pico y cedula, ciudadanos en aglomeraciones y sin tapabocas en las calles, hasta vimos esta semana como un féretro antes de ser sepultado fue abierto en el cementerio con el cuerpo de una persona que presuntamente falleció por el virus, exponiendo a una gran cantidad de personas, demostrando total arrogancia e irrespeto a los protocolos establecidos por las autoridades, pero ¿Por qué no respetamos las medidas tomadas? ¿Qué necesitamos entonces ver para creer que el virus es una realidad y me puede afectar? Desafortunadamente en Colombia no creemos en la institucionalidad, no la respetamos, nos falta aún mucha cultura y educación.
Quedan dos días más sin IVA, el 3 y el 19 de julio, se espera que el Gobierno y el comercio teniendo en cuenta los errores cometidos en la primera jornada adopten nuevas medidas para evitar aglomeraciones, pero lo realmente necesario es que los ciudadanos entendamos que tenemos que guardar distanciamiento social y evitar contagiarnos, y por supuesto, ¿quién no desea comprar algo a menor precio?, la mayoría de ciudadanos intentaremos esos días aprovechar los precios bajos, si es que existen, pero hagámoslo con disciplina e inteligencia, intentemos inicialmente hacerlo a través de un medio electrónico y si no lo logramos sopesemos el descuento económico obtenido con el riesgo que afrontaremos al visitar un centro de comercio y tomemos la decisión que más nos beneficie o nos convenga, no nos inventemos excusas o necesidades para salir, el virus es serio, es real y no podemos seguir juzgando a nuestros Gobernantes por el crecimiento de infectados si no nos cuidamos y no cuidamos nuestras familias, esa también es nuestra responsabilidad.
*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.