Por: José Luis Arias Rey/ Nada fácil la tiene el señor presidente de la Republica por estos días con la evolución de los acontecimientos derivados de la pandemia que aqueja al mundo entero.
La encrucijada que vive el primer mandatario, pasa por varios escenarios que merecen la pena ser analizados. En primer orden, recibe presiones de los gremios y del aparato productivo del país, para reactivar la economía; de otra parte, debe asumir la responsabilidad de garantizar la salubridad publica y para acabar de completar, la delincuencia pareciera haber encontrado el caldo de cultivo perfecto para desarrollar sus actividades al margen de la ley.
Con asombro vemos a una nación inconsciente, que quiere retomar su vida, como si nada estuviera ocurriendo, mientras los indicadores del impacto de la pandemia en el país aumentan de manera vertiginosa, miles de colombianos infringiendo las normas que pretenden contener una pandemia, que pareciera no querer ceder espacio alguno, una clase política en oposición al gobierno, capitalizando la tragedia sin pudor alguno, vanagloriándose de los logros obtenidos y señalando al gobierno central como único responsable de los desaciertos sobrevinientes de una situación que nadie sabe como manejar y de la cual se aprende cada día.
La solidaridad y respaldo al gobierno, brilla por su ausencia, todo el mundo pareciera querer pescar en río revuelto y obtener el mayor beneficio posible en medio de la desgracia de miles de colombianos, que en verdad la están pasando muy mal por cuenta de la inactividad necesaria para lograr mitigar el impacto innegable de esta situación.
Casos como el de Bogotá en donde delincuentes a plena luz del día ingresan a edificios y centros comerciales, para hacerse de lo ajeno en las narices de la autoridad, no dejan de preocupar a una clase dirigente, que tiene la obligación de garantizar la vida, bienes y honra de los ciudadanos.
Personas invadiendo predios rurales y urbanos, aprovechando la inactividad del aparato judicial y con una policía que cada día se siente menos eficiente en el cumplimiento de su deber con el Estado y con los ciudadanos.
El gobierno central en verdad está frente a una verdadera encrucijada, no cuenta con los recursos necesarios para asistir a los miles de colombianos, que después de cuatro meses de encierro, no cuentan con los medios necesarios para satisfacer sus necesidades, a quienes se le aproxima el pago de las matriculas de sus hijos en las universidades y no pueden trabajar para honrar esas obligaciones, aunado a esto los centros educativos, no proponen alternativa distinta a pagar, esto indefectiblemente conllevará a una deserción estudiantil sin precedentes en el país, la fuerza pública parece insuficiente para lograr que los ciudadanos cumplan las medidas de confinamiento en pro de lograr resultados positivos frente a la pandemia, el gobierno no ha entrado en razón de la difícil situación de la gran mayoría de colombianos y continúa con un calendario tributario como si las empresas estuvieran trabajando a todo vapor.
Requerimos del concurso de los particulares, de los gremios, del gobierno, para construir un nuevo pacto social, que permita al gobierno hacer lo necesario para salir de este atolladero, que facilite la reactivación económica de la nación y el desarrollo necesario para satisfacer las necesidades y expectativas de todos los colombianos.
En las crisis se conoce el carácter de los ciudadanos, el liderazgo de la clase dirigente y el corazón de las personas, hago un llamado para deponer los intereses mezquinos de la individualidad y a la construcción de caminos de concordia, que nos permitan unidos superar el infortunio que el destino nos ha impuesto vivir.
*Abogado y Magister en Derecho Público
Twitter: @asjuram