Por: Laura María Jaimes Muñoz/ Este estos momentos trascendentales para afrontar las situaciones que corresponde a un aislamiento social producto de la pandemia por Covid-19 y cuya consecuencia es adaptarnos en la cotidianidad que por imposición del gobierno hemos tenido que realizar un cambio en el estilo de vida, pero cuyo cambio se había programado hacia un corto tiempo y cuyo resultado sería la solución efectiva para eliminar el virus en nuestro medio, pero al pasar los días y darnos cuenta que efectivamente no es tan fácil y el tiempo que hemos afrontado de aislamiento nos genera ansiedad y estrés, ha logrado que muchos personas tomen la decisión de “perder el miedo” y salir a sobrevivir o mejor a vivir.
Perder el miedo en tiempo de Covid-19 podría ser una manera más fácil de adaptarnos a nuestro nuevo estilo de vida y lograr salir “invictos” de esta situación, pero es importante entender que el miedo es un estado emocional, es un mecanismo de alarma y protección imprescindible del ser humano, lo que quiere decir que nos ayuda a protegernos ante las situaciones que generan peligro para nuestra vidas, más sin embargo es importante aclarar que si éste es llevado a los extremos también puede convertirse en enfermedad.
Por tal razón cuando nos referimos a protegernos y adaptarnos al medio –bueno- buscamos el “tarrito” con alcohol y lo llevamos en la mano, esto para sentirnos que estamos “seguros” y que nos estamos protegiendo, así como también el tapabocas “aunque se lleve toda la semana con él o lo haya lavado varias veces” –es como un autoengaño- pero nos permite empezar a perder el miedo a la enfermedad.
Es importante entender que una persona predispuesta, por razones ya sean por elementos latentes o por estructura “débil” de la personalidad o del yo , cuando se enfrenta a ciertas condiciones difíciles, sea del desarrollo vital o a condiciones contingentes como en este caso de “covid-19” se pondrían en evidencia su déficit previo con mayor facilidad que una persona con mejores recursos adaptativos, estás personas presentan un cuadro cuya sintomatología podría presentar ansiedad, depresión , trastornos en la conducta, aislamiento, sintomatología mixta , entre otros…
Asolf Meyer consideraba “que el individuo como un todo psicobiológico, reaccionaba con fines adaptativos y también de manera patológica a las modificaciones internas y externas” lo que nos lleva a pensar que bajo la reacción grave al estrés intenso o inhabitual , una personalidad normal puede utilizar patrones de respuesta establecidos para hacer frente al miedo sobrecogedor pero cuando observamos un desajuste a una situación difícil o ante factores ambientales nuevos, como lo es estos momentos, que cada día nos presentan decisiones por parte del gobierno que debemos acoger generando incertidumbre de un futuro inmediato no muy prometedor.
Por lo tanto, podemos reaccionar mediante manifestaciones como lo es la ansiedad, que se expresa mediante el alcoholismo, astenia(cansancio, agotamiento), bajo rendimiento, relajación moral, conducta inconveniente (violencia intrafamiliar) entre otros factores que influyen directamente en la convivencia y en la conducta normal como seres sociables, es así, que si esto está pasando en nuestros hogares con algún miembro de la familia o con nosotros mismos, es mejor aceptar y reconocer las diferentes manifestaciones fisiológicas o psicológicas, como por ejemplo: llanto fácil, sudoración, alteración del sueño, irritabilidad, enrojecimiento en la piel, cansancio mental y físico, o pérdida del sentido de la vida, entre otras.
Buscar ayuda profesional no es sinónimo de debilidad por el contrario es una respuesta inteligente que permite lograr la resiliencia y encontrar mis habilidades de afrontamiento ante las dificultades, ya que si estas conductas no son tratadas en algunos casos pueden progresar hacia reacciones psiconeuróticas o trastornos típicos de la personalidad.
Adaptarnos siempre es mejor cuando logramos reconocer la realidad, generando resiliencia para protegernos y proteger a nuestros seres queridos lo que nos llevará a salir adelante y pensar que siempre habrá un futuro mejor.
*Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica y de la Salud.
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