Por: Ronald Picón Sarmiento/ Hoy en día el género femenino es una víctima latente por la simple razón de ser mujer, y es que esto se evidencia en el muy comúnmente delito llamado feminicidio, y se trata de “causarle la muerte a una mujer, por su condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género”.
La violencia en contra de las niñas y de las mujeres ha despojado magnas dimensiones, al punto que, de cada tres mujeres en todo el mundo, una ha sido golpeada, e incluso forzada o abusada sexualmente de algún modo a lo largo de su vida, según lo describe el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM, 2006). La violencia contra las mujeres, se ha presentado como un fenómeno casi que inherente a la sociedad.
Ahora bien, es menester mencionar que la violencia contra las mujeres no es originaria solo por decisiones individuales o particularidades especificas o ciertos rasgos explícitos, sino que responde a un sistema machista que concede al género masculino posiciones superiores o de privilegio antes las mujeres, generando de esta manera un orden desigual e injusto, y de esta forma permitiendo al hombre expresar sentimientos y emociones negativas hacia una mujer, sometiéndola a su ira, furia, rabia, golpes, y generando en algunos casos la muerte de las mismas.
Así mismo, existen hombres que por sus celos infundados y cegados ante el momento, agreden a sus novias, lastimándolas no solo físicamente sino también emocionalmente, y en el peor de los casos, arrebatándoles la vida y con ella las ilusiones, sueños, metas, anhelos y quitándole a sus familias a un ser amado que nunca volverá, como el caso de las dos jóvenes universitarias de la UIS, asesinadas en la madrugada del 7 de febrero del 2020, en donde una de ellas habría discutido con su novio dentro de una de las habitaciones de la vivienda. Allí el hombre sacó un arma cortopunzante y la apuñalo y no bastándole lo que había hecho, también apuñaló a la amiga de su pareja, quien igualmente se encontraba en la vivienda y se habría dado cuenta de la situación.
Que es de esta sociedad, en donde los hombres se creen con la potestad de decidir sobre las mujeres, sobre sus cuerpos, sus vidas, violando sus derechos, aquellos con los que todos desde el momento en que nacemos poseemos, no son Dios para que decidan sobre aquellas mujeres a las cuales han lastimado tanto, que inclusive muchas de ellas ya no están en esta tierra y nunca más volverán a ver el amanecer o el atardece, porque ahora son seres inertes.
Lesionar a una mujer de cualquier forma debe ser castigado y penado por nuestro sistema penal, es vital tener la certeza que el machismo, la discriminación, la violencia, el crimen, el terror generan actos feminicidas, por lo tanto es compromiso de cada ser humano en la sociedad generar actos a favor de las mujeres, cuidándolas, protegiéndolas, amándolas, pero sobre todo colocándonos en la posición de ellas para erradicar de esta sociedad la violencia y el maltrato contra el ser humano más bello que Dios creo, la mujer.
Tú, hombre como ser humano con familia conformada por mamá, hermanas, abuela, tías y quizá hijas, esposa o novia, amigas, todas ellas mujeres, debes sabes el valor que tiene cada una de ellas en nuestra sociedad, son seres vulnerables que necesitan de cada uno de nosotros, cuidarlas es nuestro deber y velar por su seguridad nuestra obligación y tu mujer debes sentirte segura de ti misma y saber que algún día podrás salir a la calle sin temor alguno, porque esa es la meta que debe existir para con el género femenino.
La invitación es a la reflexión, necesitamos cambiar, hacer las cosas de forma diferente, mirar a las mujeres con respeto, tratarlas con respeto y entender que ellas deben tratarse con admiración y cuidado. No se puede repetir la atrocidad que esté presunto feminicida nos hizo vivir a los bumangueses, cómo sociedad heroica libertaria dignifiquemos a la mujer y enseñemos por doquier el valor y la importancia de ellas.
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