Por: Ronald Picón Sarmiento/ Culminó el último año de la segunda década del siglo 21, jolgorio, celebración, fiesta y parranda se está viviendo en este remate de año que demarca el preámbulo de los próximos cuatro años, en donde tendremos en nuestro departamento un nuevo dirigente, que si bien pertenece a una familia tradicional es relativamente nuevo en el ejercicio del poder y de quien se espera pilotee la gobernación impecablemente para evitar la aparente e inminente toma del poder por parte de quienes pregonan el socialismo fariano en Santander, turba de millonarios, capitalistas como el que más, que usan sus discursos y frustrados sueños socialistas (que por cierto aplica únicamente para las masas populares y no para ellos que están encumbrados y enquistados en la cima de la estratificación) para tratar de asir el poder que les ha sido esquivo pese a que siempre se han dejado contar como importantes inversionistas del poder político; este es el panorama que se vislumbra para el próximo gobernador quien recibe una administración acéfala, salpicada por grandes escándalos, con un gobernador que tiene casa por cárcel por una medida de aseguramiento y con un líder de la oposición que ha prometido en contubernio con el exalcalde suspendido hacer control social y político de su gestión, pero que todos sabemos se trata más bien de un sabotaje programático y mediático que busca llamar la atención, para lograr su preciado propósito electoral en cuatro años.
Y es que a este equipo de bufones que se han encargado de brindarle pan y circo al pueblo no les corre ni fresquito, nótese que se conoció la ratificación de la sanción impuesta a Rodolfo Hernández por el infame y burdo golpe que le propinó al concejal Jhon Claro, en donde además le obligan a pagar una multa por casi 130.000.000 millones de pesos, en razón al abuso y descarado abuso de poder y autoridad, además de la falta de decoro y buen trato que se debe entre los funcionarios del Estado y a nadie parece importarle, no parece ser relevante, ahora la bandera únicamente es la corrupción, sin embargo, golpear un anciano por las razones que sea, pese a ser un acto indignante que desdice de la esencia misma del agresor, parece no importar, bien dice el texto bíblico, estamos en tiempos que a lo malo llaman bueno y a lo bueno llaman malo.
Aguilar no la tiene fácil con sus contradictores y si a eso se le suma lo que se viene comentando por ahí, que va a romper cobijas con su hermano Richard, quien, cuando estuvo al turno del poder dicen no fue muy consecuente con Mauricio y que esas viejas pero no caducas facturas están por ser cobradas en los próximos días, esperemos solo sean rumores y no razones, porque de darse tal situación, desembocaría en la misma novela de Ibáñez y los concejales de Bucaramanga que se prometieron amor eterno y finalmente ni al altar llegaron.
A mi criterio, Mauricio debe pensar más que en sus vendettas privadas y familiares -si las hay-, en el departamento, en los tiempos que vivimos, en hacer una excelente y pulcra gestión, en unir y construir este delimitado espacio geográfico que hoy le corresponde administrar, en sacar adelante el turismo nuevamente, el transporte, las vías, lo social, lo político etc., es momento de avanzar, de crecer, de cosechar, estamos cansados de tanta demagogia que durante cuatro penosos años inundo las redes y la ciudad desde la silla de un nepotista que se abalanzo en contra de la clase política que el mismo patrocinó y mientras creaba esa cortina de humo, pretendía apropiarse de los recursos de las basuras a través del famoso proceso Vitalogic, en donde por cierto quieren sacrificar unos pobres peones que nada tienen que ver en el asunto pero los pretenden exponer cuales chivos expiatorios para tratar de exculpar a los verdaderos responsables que no son otros que la familia de Hernández Gómez, en razón a la famosa coima notariada firmada por el hijito “inocente e incauto” pero que alcanza la suma de más de cien millones de dólares, escandalo más fuerte, penoso y grave que el de ‘lucho’ Bohórquez, pero que, como no tiene los tentáculos de Vanguardia Liberal atrás del asunto, entonces no se le ha dado el mismo despliegue ni publicitario ni mediático ni judicial que realmente amerita por la gravedad que comporta.
En esta pandemia de ires y venires se posesionará el nuevo gobernador de los santandereanos, esperemos por el bien de todos que al igual que Juan Carlos Cárdenas, sepan pilotear con destreza estos navíos, orientándonos a puerto seguro, porque estamos cansados de tantas tormentas y naufragios en nuestra tierra.
Buen viento y buena mar, lo necesitamos.
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