El carisma que tiene Fredy le permitió ganarse la comunidad pinchotana que lo postuló para que fuera su concejal. Del arte heredado de su padre generó una planta de beneficio animal en Pinchote la cual se convirtió para el Invima en ejemplo a nivel nacional.
En los 10.000 metros atletismo de los Juegos Nacionales Cafeteros el tercer lugar lo ocupó Fredy Ómar Muñoz Daza, el menor en el hogar de Gilberto Muñoz y Elvia Daza, una pareja que formó una familia llena de valores y principios, en donde el comercio fue el arte enseñado. Fredy fue el menor de los 12 hijos (7 mujeres y 5 hombres), vio partir a su padre cuando apenas tenía dos años. Ese deceso lo marcó, pero su espíritu se llenó de bondad y deseo de ayudar al prójimo. Los hermanos son comerciantes como él, cada uno con virtudes únicas.
Fredy se casó “con una mujer maravillosa que me ha apoyado en cada uno de los pasos que he dado desde hace 25 años que estamos juntos, me ha dado la alegría de ser padre 4 veces, dos mujeres y dos varones, nuestro hogar es la fortaleza para ser un mejor hombre día a día y buscar un mundo mejor para ellos. Puedo decir que el amor a primera vista sí existe, desde el día que vi a María Angélica Uribe quedé flechado y nunca más quise separarme de su lado”.
Estudió Fredy primaria en la escuela de la vereda El Boque, en Pinchote, su municipio. Estudiar era un privilegio, para llegar a la escuela tenía que caminar 40 min, entraba a las 7:00 am y salía a las 12:00 debía ir a la casa a almorzar y regresar a la siguiente jornada a las 2:00 pm hasta las 4:00 pm. “Si uno llegaba tarde a la casa lo castigaban fuertemente, en caso de no hacer tareas el castigo era hacer aseo en la escuela o soportar dos ladrillos en las manos el tiempo que la profesora estimara. Como mi madre quedo sola y éramos una familia numerosa la oportunidad de seguir estudiando se vio opacada y por un tiempo trabajé al día, labores del campo como sembrar y deshierbar café, frijol, maíz, yuca. El dinero recolectado al finalizar la semana se lo debía entregar a mi madre para contribuir con los gastos de la casa. En mi tiempo libre que no era mucho me incliné por el atletismo sin saber que esto me llevaría a representar a Santander en los Juegos Nacionales Cafeteros. Cuando cumplí 17 años pude continuar con la secundaria de forma rural con el IDEAR, y cuando estaba cursando el grado décimo me vi en la obligación de solucionar la situación militar y fui apto para prestar servicio”.
En el Ejército, relata Fredy, “fueron meses de campo donde los problemas de orden público eran muy habituales, fue un proceso un poco fuerte de enfrentamientos y emboscadas donde fui herido, pero eso no me detuvo para representar el Ejército y quedar en los primeros puestos. Cuando cumplí el servicio, regresé a Pinchote a cuidar a mi madre, continuar mis estudios y trabajar al jornal”.

Más adelante hizo cursos rápidos con el Sena para aprender oficios agropecuarios. Fue motivado a continuar por la rama de su padre de comerciante de ganado y allí avanzó humana y económicamente. Su motivación siempre fue “ser como mi padre, pero con la visión de superar los errores cometidos”.
Recuerda Fredy que “dentro de mi crecimiento laboral tuve cargos como fontanero del acueducto veredal, tesorero del mismo, presidente del acueducto, y presidente de la cooperativa veredal. A lo largo de este tiempo me di cuenta que lograba conectar con la comunidad, punto que fortalecí para brindar un crecimiento industrial como la construcción de una planta de beneficio animal, lo que contribuiría con el mejoramiento de la salud pública, y la comercialización de carne. Además, Pinchote tendría reconocimiento por esta innovación. Y algo muy motivante es que el INVIMA ha mostrado esta planta como ejemplo de trabajo y esfuerzo”.
Sus mayores satisfacciones fueron su participación en las competencias de atletismo y quedar en los primeros lugares, pero sin duda Fredy asegura que el reconocimiento más grande que pude tener fue conectar con la comunidad y que la misma me postulara y motivara a trabajar por la igualdad y derechos de la comunidad como concejal municipal”.
“El único reconocimiento público políticamente ha sido ser nominado a Los Más Influyentes 2024, reconocimiento que me motiva más para seguir trabajando por mi comunidad”, dijo.
Considera estar en Los Más Influyentes porque “desde siempre mi vocación es servir, la transparencia, la bondad, el servicio a mi comunidad, buscar siempre mejoras por el municipio, el don de gente que me permite escuchar sus necesidades y poder trabajar desde este cargo para cumplir sus necesidades”. Poor ello también se atreve a recomendar a los jóvenes “que se preparen y estudien, la humildad, la bondad, el carisma, la transparencia y el poder conectar con las comunidades son valores que siempre van a destacar para que puedan cumplir sus objetivos”.
“No siempre se puede hacer lo que uno quiere, cuando estuve en el batallón tuve que desistir de continuar la carrera para poder estar al pendiente de mi madre, desde allí se tomaron decisiones que me llevaron a ser la persona que soy hoy en día”, dijo Fredy. Reconoció que “no soy una persona de vicios, creo que en la vida uno debe hacer lo cosas que lo ayuden a crecer día a día. Al día de hoy practico deporte”.
Sigue adelante porque “el reconocimiento y agradecimiento de la comunidad, no hay algo más satisfactorio que ver el agradecimiento en los ojos de cada persona cuando se hace algo sin ningún valor. El llevar a tu comunidad al siguiente nivel, de crecimiento e innovación. Y por supuesto esta nominación de Los Más Influyentes”.