Por: César Mauricio Olaya Corzo/ Iniciando semana; no sé si llamarlo el humorista o el periodista, Luis Carlos Vélez, director de la FM Radio; encendía las redes con su perversa crítica, su petulante posición y sus muy poco brillantes argumentos, casi todos ellos saturados de veneno, cumpliendo un oficio que aprendió desde la cuna y es el de despotricar, minimizar al prójimo y burlarse de liderazgos que no provengan de su sesuda virtud de sabio.
Pues bien, el payaso o el flamante director (cada lector lo podrá ubicar en el stand que desee), iniciaba uno de los capítulos de su programa diario con la pregunta: “Desde mi ignorancia: ¿quién va a la COP 16?”
Obviamente, era de esperarse que su abnegada mesa de trabajo iniciara con una amplia baraja de respuestas, para que su jefe completara tan brillante apertura e igualmente obvio, aparecería quien cual foca de show, diera su aporte de simpatía diciendo que era una “reunión de burócratas”.
Y aleluya… que por fin lograron reducir por lo menos de mi parte, la percepción de rabia que iba en aumento con cada desatino «periodístico», pues intentando darle un poquito de justificación a tan alto nivel de estupidez, logré entender que una de las misiones de la COP 16 era establecer una reunión de lagartos y créanme que respiré tranquilo.
Y respiré tranquilo porque para mis adentros, me hice una especie de acto de contrición para con los colegas de la FM y vi que su mensaje era más serio de lo que hacían ver, pues en realidad, era loable qué en la agenda de este importante evento mundial en favor de la protección de la vida, se tuviera en cuenta lo que representaban estos animalitos, que hoy tienen uno de los mayores niveles de amenaza entre los seres vivos que habitamos la tierra.
Y es que no es ni mucho menos una broma si nos detenemos a ver el importantísimo papel que cumple un lagarto (de cuatro patas y cola larga) en los procesos de control biológico en un ecosistema. Sin su presencia, de nada valdría toneladas de agroquímicos que se aplicaran a las plantas que hoy consumimos, pues los insectos, altamente adaptables, harían su festín. Hoy, más del 70% de la responsabilidad de su control, al ser el primer renglón de su cadena alimenticia, corresponde a las lenguas rápidas y pegajosas de los reptiles.
Y el aporte de estos animalitos, huella viva de sus ancestros los dinosaurios, no termina en su rol de grandes controladores de insectos, a su vez y en esa dinámica vital de la cadena trófica, los lagartos a su vez se convierten en la dieta principal de una larga lista de aves, entre rapaces, búhos y lechuzas, que hacen de ellos uno de sus platillos predilectos.
Y a todas estas, ¿cuál es el revuelo de ese evento que aspiramos tengan bien en cuenta a los lagartos en su convocatoria? – déjenme decirles primero que las siglas COP, traduce literalmente: Conference of the Parties, que es español, no es otra cosa que Conferencia de las Partes. ¿Y de qué partes estamos hablando? – Pues ni más ni menos, que cada “parte” es uno de los actores involucrados directamente en la responsabilidad por la vigilancia y cumplimiento de las metas definidas de cara a buscar los mecanismos que aseguren las mejores condiciones de aseguramiento de la biodiversidad del planeta, una biodiversidad en la que caben los lagartos de cuatro patas y también los de dos, que en últimas, son los grandes beneficiarios de que los primeros trabajen en favor del equilibrio natural y esto se traduzca en alimentos, agua, suelos aptos para ser cultivados, aire limpio, etc.
Y a todas estas, con mayor razón vale la pena dejar de pensar que un evento que reúne a cinco mil expertos del mundo a dialogar y tomar decisiones, tiene menos importancia que un partido de fútbol; solo por el hecho de que este último reúne 60 mil espectadores, se transmite por la mayoría de los canales de televisión del mundo (creo que al menos fracciones del partido también se transmiten por Telepacífico) y ocupan portadas de miles de periódicos. Visión que no creo equivocarme, es propia de reptiles y anfibios involucionados, que pertenecen al género de los bichos de dos patas.
Hablando de cifras, vale igualmente poner en los platos de la romana donde en uno de ellos se ponen billetes y morrocotas, mientras en el otro, se agregan valores relacionados con la vida. Para información de los lectores que a esta hora aspiro ya estén empezando a mirar con otros ojos lo que representa este evento de talla mundial que albergará la ciudad de Cali, pongo en consideración los siguientes datos:
Colombia con 1956 especies, es el país de las aves. Casi el 25% de todas las aves del planeta, habitan este pedacito de cielo, la cintura de América como poéticamente llamaba a nuestro país el gran Neruda,
Con 5.776 especies de árboles, nuevamente Colombia ocupa el primer lugar como tierra abonada para sul surgimiento.
Destacando un registro de 4.250 especies, Colombia es también el país con mayor número de orquídeas de todo el planeta.
Somos el segundo país con mayor cantidad de especies de agua dulce, con una cifra que alcanza las 1.666 especies.
Y si queremos agregar motivos, sepamos que el 50% de los páramos del mundo se localizan en nuestro país.
Y para terminar este ligero conteo, decirles que somos el tercer país del planeta con mayor número de reptiles, entre ellos, contando los ya citados lagartos.
Así las cosas mi estimado lector y con el debido respeto y cariño que merecen los lagartos que asistan a discutir el futuro de la humanidad en la COP 16 y a los cuales espero ver en una de las mesas caleñas comiendo chontaduro, si a algún creativo se le ocurre crear una pieza gráfica con la frase: ¡Cómase un cerrado de Vélez!, no crea que es un insulto contra la ministra, ni mucho menos contra el bello y musical pueblo del bocadillo y la iglesia atravesada, pues de lo que se trata es de poner en su justa dimensión de lagarto de dos patas, a un individuo que alguna vez izó un título que le quedó grande, como periodista.
…
*Comunicador Social y fotógrafo.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).