Semanas antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el presidente Joe Biden presionó a los empleadores portuarios para que ofrezcan un contrato “sólido y justo” a sus trabajadores, que entraron este miércoles en su segundo día de huelga.
El paro ha conmocionado a por lo menos la mitad del transporte marítimo del país y afecta a envíos de todo tipo, desde alimentos hasta automóviles, a lo largo de 36 puertos desde Maine a Texas, incluidos Nueva York, Baltimore y Houston.
La interrupción que, según advierten analistas, le costará a la economía miles de millones de dólares al día, involucra a las empresas que dependen del transporte marítimo para exportar sus productos o asegurar importaciones.
Además de mostrar su apoyo al International Longshoremen’s Association (ILA por sus siglas en inglés), el primer mandatario ordenó vigilar cualquier tipo de especulación con precios a raíz del paro.
Esta huelga es el primer paro importante de la ILA desde 1977 y comenzó después de que fracasaran las negociaciones con la Alianza Marítima de los Estados Unidos (USMX) para un nuevo contrato de seis años.
Los minoristas, que representan aproximadamente la mitad del volumen total de envío de contenedores, dijeron que han estado implementando planes de respaldo para minimizar el impacto de la huelga mientras se acercan a la temporada de ventas de fin de año.
Una huelga de dos semanas podría significar que los puertos no volverían a funcionar con normalidad hasta 2025, según Sea-Intelligence, una empresa de asesoramiento marítimo con sede en Copenhague.