Por: Amparo Vásquez Borja/ En la sociedad contemporánea, las relaciones de pareja han experimentado una evolución considerable. Mientras algunas optan por formalizar la relación mediante el matrimonio, otras prefieren convivir sin formalidades legales.
Esta situación no es ni buena ni mala, dependiendo de lo que desee cada pareja. Las decisiones de formalizar o no la relación acarrean problemas que a menudo terminan en los estrados judiciales, como consecuencia de la “tiranía del amor”.
Cuando una relación llega a su fin, sea por muerte o separación, inicia la etapa de las disputas legales sobre los derechos de “casi nadie”. Esta última expresión hace referencia a la persona que queda en desigualdad y desprotegida ante la ley cuando la relación se termina. Esa persona que un día lo fue todo, y después… “casi nadie”.
El amor y la convivencia sin formalizar legalmente es como navegar en el océano sin brújula: sin contratos, sin derechos, sin deberes ni obligaciones.
La decisión de no formalizar una relación está motivada por varias razones: la creencia de perder la libertad, la falta de compromiso con el otro, el miedo al sacrificio o simplemente la comodidad de vivir sin ataduras.
Sin embargo, al convivir con alguien de manera informal, ya nacen derechos y obligaciones que terminan en disputas legales. Sin mencionar las secuelas emocionales que dejan este tipo de situaciones.
Problemática de las relaciones no legalizadas.
1- Inseguridad jurídica: Al no haber un matrimonio, una declaración de unión marital de hecho o capitulaciones, existe una “inseguridad jurídica”. Siempre habrá disputas por las finanzas y los bienes adquiridos durante la convivencia. Los bienes que se adquieran de manera individual mientras estén conviviendo bajo el mismo techo serán considerados de ambos.
2- Desigualdad económica: En muchas ocasiones, uno de los dos miembros de la pareja queda en desigualdad económica tras la separación o muerte del otro. Sin protección legal, es más difícil reclamar el derecho a una parte de los bienes adquiridos durante la convivencia.
3- Reconocimiento social y legal: La falta de reconocimiento social y legal es de suma importancia cuando se enfrenta legalmente ante entidades públicas o privadas, instituciones financieras, de salud o el fondo de pensiones. Si no tienes un reconocimiento legal, estas entidades te negarán todos los derechos por ser un “casi nadie”.
Parece exagerado, pero incluso para reclamar el cadáver de tu pareja, necesitas demostrar el vínculo; de lo contrario, sólo se lo entregarán a los padres o hermanos.
Ahora hablemos de las consecuencias.
1- Demandas: ¿Te parece romántica la idea de pasar el resto de la vida entre abogados y juzgados? Cuando una relación de pareja llega a su fin, comienza la carrera de disputas legales. Quizás has escuchado el famoso dicho que dice… “en la separación se conoce a la pareja”. Como abogada, puedo decirte que este dicho es lo más cercano a la realidad. He tenido parejas que disputan hasta por “el último grano de azúcar en la despensa” y te dejan como un gallo de pelea, “sin plumas”
2- Disputa por los bienes y propiedades: Sin unas capitulaciones, la división de bienes es el conflicto más intenso. Los bienes adquiridos durante la convivencia pueden dividirse de forma injusta, lo que te llenará de resentimiento ante tu expareja.
3- Disputa por la Herencia: Las parejas no formalizadas también tienen derechos a la herencia que deje su pareja fallecida. En este tipo de procesos, debes entrar a la demanda de sucesión y demostrarle al juez que eras la persona con la que conviviste sus últimos años.
¡Vea señores! En estos procesos es donde se conoce a la familia de su pareja; ellos nunca serán su familia, porque siempre van a echar para el lado que más les conviene. Y ahí es donde usted va a ser el “casi nadie”.
4- Disputa por el beneficio de la Pensión: Cuando se trata de pensiones, la pareja no legalizada también tiene derecho a la pensión de sobreviviente, créanme, no falta el familiar del fallecido que se oponga y reclame también esa pensión por creer que tiene un mejor derecho que usted.
¡Señores! No hay parejas perfectas, las relaciones son difíciles, y más en estos tiempos, que no hay respeto por el otro, no hay tolerancia y nadie quiere compromisos.
Sea cual sea su caso, si está conviviendo con alguien, siempre piense que la relación puede terminar por cualquier motivo, y si no tiene la seguridad de un vínculo legalizado, al menos ya tiene el 90% asegurado, de pasar un buen momento en los juzgados.
Legalizar la relación no es nada del otro mundo, no es necesario casarse, pero legalice su unión marital de hecho ante un centro de conciliación o una notaría por escritura pública. Y si usted ya tenía bienes o un patrimonio antes de iniciar la convivencia con su pareja, con más razón haga las capitulaciones ante una notaría. Créame, esto le va a ahorrar malos ratos y mucho dinero a futuro.
Creo en el enorme poder de la educación y el dialogo, edúquese y dialogue con su pareja, para que antes de convivir, tomen decisiones inteligentes y responsables. La unión marital de hecho, merece un reconocimiento y una protección en esta sociedad.
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*Abogada en Insolvencia Empresarial y Bienes Raíces. Especialista en derecho administrativo.
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Excelente mi doctora asi es en esta sociedad donde el amor y el respeto por los demás desapareció
Excelente artículo. Felicitaciones Colega!
Exelente. Muy buena recomendación.
Es una columna en donde te explica, aclara y recomienda los pasos a seguir en algunos de los temas que se comentan en el momento, y la doctora Amparo lo hace con toda la claridad, también en la columna orientada por ella, te abre al pensamiento de la crítica y poder entender las diferentes perspectivas que se presentan en cada momento de la investigación…
Tema muy interesante para la nueva generación ue todo lo toman flocloricamente . Que enredos. Gracias por tan excelente msaje