“Estaba sentado cerca de la rotonda cuando ocurrió una explosión repentina y había una gran bola de polvo. No podía ver nada”, cuenta Muhammad Ibrahim, quien presenció la explosión de bombas frente a las oficinas de dos candidatos en el suroeste de Pakistán.
Miembros de su familia murieron en la explosión. En total, las autoridades han informado de al menos 28 personas muertas por el estallido de los artefactos, además de 50 heridos.
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) se atribuyó el atentado, en el que «hicieron estallar una motocicleta» cargada de explosivos “contra una agrupación electoral que apoyaba a uno de los candidatos infieles”, en referencia a un aspirante independiente de Phishin, en la provincia de Baluchistán.
El primer ataque, en Phishin, mató a 16 personas. El distrito está ubicado a unos 50 kilómetros de la ciudad de Quetta, capital de Baluchistán, y a 100 kilómetros de la frontera con Afganistán. El segundo artefacto explotó minutos después y mató a 12 personas, cerca de la oficina de un candidato del partido islamista Jamiat Ulema-e-Islam-F (JUI-F), en la ciudad de Killa Saifullah.
El JUI-F, un importante partido islamista radical que tiene estrechos vínculos con los talibanes de Afganistán, ha sido atacado por el grupo Estado Islámico y otras milicias en los últimos años.
Respuesta del Gobierno de Pakistán
«El objetivo de las explosiones de hoy era sabotear las elecciones«, dijo Jan Achakzai, ministro de Información de Baluchistán, donde ocurrieron los atentados mortales.
El presidente de Pakistán, Arif Alvi, condenó las explosiones en Pashin y Killa Saifullah, a través de una publicación en sus redes sociales, y la acompañó con una oración por las víctimas mortales y sus familiares.
Los ataques ocurrieron pese al fuerte contingente militar y policial que se ha desplegado en Pakistán, en el marco de las elecciones generales. El Ministerio del Interior informó que se creó una sala de control para monitorear la situación general de seguridad del país durante las votaciones de este jueves 8 de febrero.
Violencia incontrolable en plena campaña
Los ataques tienen lugar un día antes de que Pakistán vaya a las urnas para elegir a los 266 miembros de la Asamblea Nacional (Parlamento), además de los representantes de las asambleas legislativas regionales de sus cuatro provincias, un proceso al que están convocados más de 128 millones de personas. La Asamblea es la encargada de elegir presidente y primer ministro en Pakistán.
La campaña electoral ha estado marcada por atentados terroristas y ataques contra candidatos y personal de la Comisión Electoral. Principalmente en las provincias de Baluchistán y Jaiber Pajtunjuá, que comparten frontera con Irán y Afganistán, que presentan una gran presencia de movimientos armados insurgentes.
En el último año, se registróun promedio de 54 ataques por mes, según el Instituto Paquistaní de Estudios de Conflictos y Seguridad, un grupo de expertos con sede en Islamabad, capital de Pakistán. Este aumento «asombroso» de ataques, dijo la entidad, representa la mayor cantidad de atentados desde 2015, cuando el Ejército lanzó una represión masiva contra varios grupos armados.
La Comisión Electoral declaró más de la mitad de los 90.582 centros de votación como en riesgo de sufrir violencia o atentados. Lo que representa un aumento del 44% frente a los comicios de 2018.
De acuerdo con las autoridades, el aumento de la violencia está asociado a la llegada al poder de los talibanes en Afganistán, a mediados de 2021. Según el Gobierno paquistaní, este hecho propició un resurgimiento del grupo fundamentalista paquistaní hermanado con estos: el Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP).
En julio pasado, al menos 54 personas murieron en un ataque suicida. Una rama afgana del grupo Estado Islámico reivindicó ese atentado.
Entre tanto, el 1 de febrero fue asesinado Rehan Zeb Khan, candidato afiliado a Pakistán Tehreek-e-Insaf (PTI), el partido del ex primer ministro Imran Khan, condenado recientemente por corrupción y por haber hecho pública información secreta. El Estado Islámico también se atribuyó el ataque.
Otros grupos de insurgentes, como los talibanes paquistaníes y los grupos separatistas de Baluchistán, se oponen al Gobierno y han llevado a cabo varios ataques en los últimos meses. Un portavoz del movimiento talibán paquistaní anunció que ellos son responsables de un ataque ocurrido el lunes 5 de febrero, que provocó la muerte de 10 personas en una comisaría de policía en el noroeste de Pakistán. El movimiento, explicaron, está dirigido a policías y funcionarios de seguridad, no contra candidatos.
En la provincia de Baluchistán, el principal grupo insurgente es el Ejército de Liberación Baluchi (BLA), que se atribuyó la autoría de los últimos ataques contra sedes de partidos políticos. Su portavoz dijo que se han instalado minas en todas las carreteras y pidió a la población abstenerse de salir.
Pesimismo de la población
Además del aumento de la violencia y atentados, Pakistán enfrenta una crisis económica con una inflación que supera el 30%, con dificultades en las exportaciones y la baja creación de empleo, así como las tensas relaciones con sus vecinos. (Pakistán limita con Afganistán, China, Irán y la India).
Pakistán necesita pagar 77.500 millones de dólares de deuda externa en los próximos tres años, principalmente a instituciones financieras chinas y a Arabia Saudí. La primera de ellas vencerá el próximo mes de junio y el nuevo gobierno necesitará negociar con el acreedor una refinanciación.
Los jóvenes ven con pesimismo el futuro de su país. Tampoco creen que haya un cambio en la situación actual porque, reclaman, la clase política se ha caracterizado por mantener liderazgos familiares y de larga data en el poder.
A ello, se suma que el líder más popular en estas elecciones es el ex primer ministro Imran Khan, condenado por varias causas. Junto a él, el tres veces primer ministro, Nawaz Sharif, y Bilawal Bhutto Zardari, lideran encuestas y representan posiciones enfrentadas.
Imran quedó sin opciones por su situación legal, mientras que Sharif, pese a que nunca terminó un periodo en el cargo porque fue expulsado, es el favorito. Entre tanto, Bilawal Bhutto Zardari, hijo de Benazir Bhutto, la primera mujer en convertirse en primera ministra, es la tercera generación de una poderosa dinastía política en Pakistán.
Hay casi 18.000 candidatos para los 266 escaños elegidos directamente en el Parlamento nacional y los 749 de las cuatro asambleas provinciales. La Asamblea es la encargada de elegir presidente y primer ministro en Pakistán.