Por: Reinaldo Pérez Flórez/ En días pasados el gobierno español le recordaba al mundo lo orgullosos que se sentían de su historia y de ser una gran nación, la información que el gobierno español ha pasado por alto es que ese orgullo nacionalista se fortaleció gracias al exterminio de los sistemas de gobierno existentes hace cinco siglos en nuestro continente, el imperio Azteca, el imperio Inca y las confederaciones Chibchas, cacicazgos, tribus y otras organizaciones políticas que desaparecieron gracias a la brutal colonización, situación que gran parte del mundo eurocéntrico la califica como “la mayor obra de hermanamiento realizada por un pueblo en la historia de la humanidad”, una teoría de negacionismo puro y absoluto.
Esta es una narrativa de sangre que ha quedado enraizada en nuestra memoria genética, historia que desafortunadamente nosotros seguimos escribiendo, donde las victimas terminan siendo las mismas, las naciones indígenas.
Ahora entendemos por qué nuestro presidente Iván Duque utiliza términos que deforman la realidad social de nuestro país, términos como “asesinatos colectivos” en vez de masacres, o como lo hizo en su momento el hoy senador José Obdulio Gaviria al calificas de “migrantes” a los campesinos desplazados por el conflicto armando, al parecer eso hace parte del legado de la madre patria, refiriéndose al genocidio cultural y social más grande de la historia como “la mayor obra de hermanamiento”.
A estas naciones indígenas debemos entregarle toda la atención que merecen, nuestros hermanos mayores a través de la gran minga están exigiendo su derecho a existir y coexistir, sus motivos, su causas hacen parte del único legado cultural con el que todos nos podemos identificar, en un acto de dignidad, esta minga busca ser escuchada por el presidente de la republica Iván Duque, ellos hacen parte de nuestro Estado, tienen los mismos derechos de los demás sectores sociales del país, esto no se trata de (pacificar a los indios) ellos nos pacifican a nosotros con su conjunto de valores, sus textos antropológicos, etnográficos, con sus valores y creencias que articulan una vida en armonía con la naturaleza y sus tierras, territorios por los que han tenido que luchar desde hace siglos.
El querer existir en armonía, según el consejero regional indígena del Cauca Joe Sauca, le ha costado la vida a más de 200 líderes indígenas en lo que va de este año, líderes que exigieron respeto por sus pueblos y comunidades, quienes alzaron su voz por los asesinatos, masacres y desplazamiento forzado.
Nada distinto a lo sucedido hace más de 500 años, un genocidio social y cultural, el Consejo Regional del Cauca (CRIC) y las distintas organizaciones sociales que respaldan esta causa, ¿qué es lo que buscan? No solo existir, eso lo han hecho durante siglos, ellos necesitan ser escuchados, y no ser silenciados; el conflicto armado, la violencia latifundista, hasta la administrativa donde en gran parte del siglo pasado ninguna ley los reconoció como personas, eran “trabajadores de la tierra no civilizados”; los convierte en el testimonio vivo, de cómo el derecho al desarrollo al que se refiere Boaventura de Sousa Santos, en su obra, (Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo), está por encima de la autodeterminación de la ciudadanía, amigos, así la historia no lo reconozca en muchos de sus episodios, ellos también son ciudadanos.
Hace vario días nuestros hermanos mayores iniciaron su propia ruta libertadora, solo para ser escuchados, su primer objetivo, tener un encuentro con el presidente de la república en la ciudad de Santiago de Cali, el presidente no se presentó, este fin de semana deben llegar a la ciudad de Bogotá donde esta gran Minga, quiere encontrarse con el presidente de todos los colombianos, un encuentro que si se dio en campaña con un discurso muy incluyente, hasta penacho tenía el entonces candidato, los factores reales de poder quieren a toda costa que la llegada de la Minga a la capital no se dé, hasta una acción popular han querido evitar que lleguen a su destino final.
Las voces en contra si están teniendo el suficiente eco, formadores de opinión salen a cuestionar los costos de esta movilización, los costos logísticos no son para nada comparables con el costo histórico y social que nuestras naciones indígenas han asumido, el precio ha sido su vida y su cultura, esta es la prueba de que la mayoría de colombianos no saben cuál es el valor que tiene esta gran nación, ¿cómo quieren que se movilicen, llegando a la capital deshidratados, descalzos, humillados?
Esta es la mejor lección de dignidad que nuestros hermanos mayores nos están dando, será una semana donde todos debemos estar pendientes de que va a pasar en el congreso con la presencia de la Minga en el capitolio, pero ante todo con la respuesta del gobierno nacional.
*Abogado, Especialista en Derecho Constitucional y Especialista en Derecho Administrativo.
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