El informe anual sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo muestra como la pandemia, en particular, sacó a luz «la fragilidad de los sistemas agroalimentarios y las desigualdades».
Desde el inicio de la crisis sanitaria, a finales de 2019, la cantidad de personas sin acceso a los alimentos aumentó en 150 millones y solo en 2021 el aumento fue de 46 millones.
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura, FAO; el Programa Mundial de Alimentos, PMA; el Fondo de Desarrollo Agrícola (Fida); la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el Fondo para la Infancia (Unicef), solicitan una urgente revisión de las ayudas actuales para afrontar esta «situación catastrófica».
Las estadísticas «deberían disipar cualquier duda persistente de que el mundo está retrocediendo en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas», dice el estudio.
«Las pruebas más recientes disponibles sugieren que el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable en todo el mundo aumentó en 112 millones hasta casi 3.100 millones, lo que refleja los impactos del aumento de los precios de los alimentos al consumidor durante la pandemia», agregaron los responsables de las cinco agencias de la ONU que publicaron el informe.
Los expertos advierten que la guerra en Ucrania, que comenzó el 24 de febrero, «está interrumpiendo las cadenas de suministro y afectando aún más los precios de los cereales, los fertilizantes y la energía», lo que dará lugar a más subidas de precios en la primera mitad de 2022.
Así mismo, los eventos climáticos más frecuentes y extremos también están interrumpiendo las cadenas de suministro, especialmente en los países de bajos ingresos.
Ucrania y Rusia representan casi un tercio de las exportaciones mundiales de trigo y cebada, así como la mitad del aceite de girasol, mientras que Rusia y su aliado Belarús son los productores número 2 y 3 del mundo de potasa, un ingrediente clave de los fertilizantes.