Por: Andrés Rueda/ El mes pasado se cumplieron diez años de una tragedia que tuvo lugar en la zona urbana del Municipio de San Vicente de Chucurí; una “avalancha” de lodo, rocas y arboles descendió en las horas de la madrugada por la cuenca de la quebrada Las Cruces, atravesó el poblado, y arrasó con casas, vías y puentes, dejando como saldo: perdidas económicas y de vidas humanas.
El hecho conmocionó a toda la población y fue noticia en los principales medios de comunicación del país, incluso, ante la magnitud de la tragedia hizo presencia el entonces presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón.
En las horas de la madrugada del 17 de mayo del 2011 a la población urbana del municipio de San Vicente la despertó la estruendosa crecida de la quebrada las cruces, el sonido que produce el choque de innumerables rocas y trocos empujados por un gran volumen de lodo llenó de pánico la población que sin servicio de luz corrieron hacia las partes más altas del pueblo.
Casi en el mismo momento se levantó un repentino y penetrante olor a barro mientras el choque de las rocas producía que el suelo y las paredes de las viviendas de toda la población vibraran. Llenos de temor y en la oscuridad, en ese momento de la madrugada, todos los chucureños tenía la certeza que se trataba de una potente “avalancha”.
Y es que en el relato colectivo de la población urbana de San Vicente de Chucurí está la “avalancha” de la quebrada Las Cruces como uno de sus mayores miedos, tanto así que existe una leyenda entre los chucureños donde se narra que algún día va a bajar el indio Yariguí con una gran avalancha que va arrasar el pueblo, y en su lugar va a dejar en el atrio de la iglesia un racimo de plátanos dorados al cura, para financiar la reconstrucción del pueblo.
No se tiene un registro oficial de las anteriores “avalanchas” a la ocurrida hace diez años, pero el relato sí existe. Es del conocimiento colectivo el comportamiento especial de esa quebrada; ante esto se podría pensar que este fenómeno natural responde a una particularidad física propia del territorio.
San Vicente de Chucurí está localizado en la vertiente occidental de la Serranía de los Yariguíes, y en la parte alta de este complejo montañoso nace la quebrada Las Cruces a unos 2.500 msnm y en aproximadamente 10 kilómetros de recorrido la quebrada desciende 1.850 metros de altura para llegar a la zona urbana que está a 650 msnm.
Lo anterior, sumado a factores geomorfológicos de la cuenca, coberturas vegetales con características particulares y una intensa temporada de lluvias resulta en una avalancha o lo que los expertos llaman como avenidas torrenciales “movimiento en masa que se desplazan generalmente por los causes de las quebradas, llegando a transportar volúmenes importantes de sedimentos y escombros” (Caballero, José., 2011:45).
Por lo repentino de la “avalancha” del 17 de mayo del 2011 se podría pensar que fue a causa de un deslizamiento de tierra que se dio en la parte alta de la cuenca, lo que produjo el represamiento del agua del afluente y su posterior descenso con barro y todo tipo de escombros.
De cualquier manera lo que sí se podría asegurar que este fenómeno natural es propio de algunas características particulares de la cuenca de la quebrada las Cruces, lo que ha llevado a que este hecho se presente con cierta frecuencia a través de los años.
De esta manera los pobladores de San Vicente no pueden evadir la condición permanente de riesgo por avenida torrencial de la quebrada Las Cruces, pues ese tipo de condiciones naturales no se pueden evitar, por el contrario, la solución es reconocer ese riesgo y reducir la vulnerabilidad frente a este.
En este sentido, se formulan las siguientes preguntas: ¿A qué actor le compete la gestión de este riesgo en San Vicente de Chucurí? Luego ¿Qué responsabilidades tendría el actor que por omisión no cumple su deber para con la gestión del riesgo? ¿Cómo se puede mitigar ese riesgo? ¿Qué estudio define quién está o no en una zona de riesgo? ¿Quién controla los asentamientos humanos que están localizados sobre las áreas en condición de riesgo? ¿Para qué sirven los estudios de detalle sobre una cuenca?
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*Arquitecto investigador de la Universidad Nacional. Magister en estudios urbano-regionales.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
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Referencias
-Caballero Acosta, José (2011). Las avenidas torrenciales: una amenaza potencial en el valle de Aburrá. Revista gestión y ambiente, 14 (3), 45-50.